domingo, 18 de septiembre de 2011

HISTORIA DEL FLAMENCO -Figuras señeras- Fosforito




FLAMENCO

HISTORIA DEL FLAMENCO

Fosforito

"...Pero un buen día yo leí lo del Concurso Nacional de Córdoba, en la primavera del 56. Con motivo de los patios cordobeses. Entonces había cuatro secciones de cante. Y yo me sentía capacitado, sino de facultades sí de conocimiento para asistir a ese concurso... O sea, yo canté los dieciséis cantes exigidos. Entonces fue el primer premio absoluto". Eso nos dice en su biografía ("Fosforito, el último romántico")(1) Antonio Fernández Díaz, relatando el momento en que su nombre iba a saltar al candelero de la afición flamenca española.

Como él dice, no empezó a cantar en el 56. Ya llevaba cantando desde el año cuarenta; hacia ya quince años que se buscaba la vida con el cante en el momento en que en su Córdoba obtuvo el reconocimiento real de sus méritos en el cante. "...Había hecho muchos caminos cantando por teatros, por corralones, por todos los cuartos de cantaores, de borrachos, de señoritos, de gente que quería escuchar el cante, unos con mejor estilo, otros con peor...".

Antonio Fernández Díaz ("Fosforito") nació en Puente Genil (Córdoba), el 3 de agosto de 1932. Desde muy pequeño se busca la vida por las tabernas de su pueblo. Cantaba. Le daban unas perras gordas. Más adelante, con diez u once años, se escapa a los pueblos cercanos a ofrecer su cante allí donde podía coger alguna pesetilla. La vida en el seno de su familia no ofrecía otra alternativa. En su casa no cabían, eran los padres del joven cantaor y ocho hijos, además era una casa de vecinos; de cuarenta vecinos. Antonio había veces que no dormía en su casa, dormía en los dobles fondos de los carros o en cualquier portal.

En el año 1946 se le anunciaba como Antonio del Genil "nuevo descubrimiento del cante jondo", lo que denota, el menos en su carta de presentación ante el público, la seriedad del cante que ofrecía a la afición en plena época de la "Opera flamenca". Ya a esa edad confiesa que cantaba por seguiriyas, por soleá, por malagueña, por tarantos... "porque yo había aprendido haciendo caminos, con una conciencia cantaora de mi gente". Cantaba donde podía ganarse un duro y había un hueco, y la mayoría de las veces sin guitarra, haciendo compás con los nudillos en los veladores o mostradores de las tabernas, incluso en los cines, como fin de fiesta después de la película, en el espacio que había entre la pantalla y el borde del escenario. Así se recorría todos los pueblos, esa fue su forja en el difícil proceso que le llevaría al conocimiento de los diversos estilos del flamenco.

Durante el cumplimiento del servicio militar en Cádiz, en el año 1954, se le practicó una operación de estómago. Coincidió la intervención con sus últimos días de "mili", de forma que a los tres días de operado lo licenciaron, sin dar tiempo a que la herida cicatrizara. Estando en estas condiciones físicas y teniendo que buscarse la vida para poder subsistir buscó trabajo en un cabaret gaditano que se llamaba Pay Pay. Su delicada situación física y el esfuerzo diario de sus actuaciones motivaron que se abrieran los puntos de la operación, hecho éste que le impidió continuar con su trabajo y le obligó a curar en unas condiciones tan precarias que le condujo a una situación de anemia importante. No podía cantar, se quedó mudo. Estuvo un año mudo, lo que le obligó a refugiarse en su pueblo, al abrigo de los pocos medios que podían ofrecerle su familia, al carecer de las mínimas condiciones para vivir del cante. Malos momentos para Antonio del Genil. En estas circunstancias tan duras para el cantaor el Ayuntamiento de Puente Genil acuerda comprar una guitarra, que costó dos mil pesetas, y se la entrega a Antonio con el compromiso por parte de éste de que recibiera lecciones de un guitarrista del pueblo; y así, aprendiendo las primeras postura del toque, fue tarareando y se fue encontrando poco a poco a sí mismo como cantaor.

Nos cuenta Antonio Fernández en su biografía: "Y no es que tuviera mi voz en plenitud de facultades. Pero a esto llega la primavera del 56, que es cuando en todos los periódicos de España, especialmente en Andalucía, aparece la noticia del concurso de Córdoba, organizado a imagen y semejanza de aquel de Granada...". Más de cien concursantes llegan a Córdoba desde todos los puntos españoles con afición flamenca, resultando ganador absoluto Antonio Fernández Díaz, hasta entonces Antonio del Genil y desde ese momento "Fosforito", ya que fue en el curso de este concurso donde tomó este sobrenombre el cantaor cordobés.

A partir del concurso de Córdoba "Fosforito" desarrolló una extraordinaria carrera artística, llena éxitos y amparada por el reconocimiento de aficionados, críticos y los más prestigiosos entendidos en el difícil arte del flamenco. Reciente el concurso y agrupando a los cantaores que habían obtenido el segundo premio "Fosforito" monta el espectáculo que se llamó "Festival del Cante Grande". A partir de aquí su vida artística ha sido rica en acontecimientos, triunfos, premios y el reconocimiento y respeto de todo aquel que se acerca a su arte y a su persona. Sería reiterativo y aburrido relatar las múltiples y continuas giras de "Fosforito" por todos los puntos del globo, las numerosas personalidades de la política, del arte, de la ciencia que se interesaron por conocer de cerca su arte, la infinidad de discos que dejaron constancia de sus cantes y que ahí quedan como prueba de la existencia de un cantaor profundo y largo.

Ricardo Molina dejó escrito: Aunque Fosforito no sea un gitano su cante está dentro de la órbita estilística gitana. Esto es, responde a lo que esencialmente debe ser el cante jondo. Lo que, ante todo, presta su sello a su arte es la patente personalidad que trasciende de cualquier tipo o estilo de cante. Cuanto asimila lo convierte espontáneamente y por virtud propia en cante personalísimo a ningún otro parecido. Dotado de un prodigioso sentido musical, jamás comete un fallo: es, en este aspecto, el cantaor más seguro y aplomado que conozco. Pero la cualidad que más admiro en él es la facultad de engrandecer todo lo que canta. ¿Cómo? Misterio. Al más liviano fandango lo transforma en copla magna y sobrecogedora. Y todas estas peculiaridades se fundan en un cimiento de emoción que transmite al oyente como reguero de pólvora. Es "Fosforito" el más emotivo y apasionado cantaor de hoy. En cuanto a su repertorio es tan vasto que nunca tan bien como en su caso seria acertado emplear el término "enciclopédico", pues abarca tanto los cantes levantinos, desde el difícil taranto, hasta las varias modalidades de malagueñas, como los cantes gaditanos—mirabrás, cantiñas, bulerías— o sevillanos y cordobeses. Sin embargo, como Mairena, su cante supremo son las seguiriyas, soleares y martinetes".

Actualmente "Fosforito" está retirado de la vida artística, vive en Málaga, y tiene su punto de reunión en el Café Central de esta ciudad, siempre en la misma mesa, siempre dispuesto a charlar de cante... Que así sea por muchos años.




(1) Fosforito, el último romántico.-Francisco Hidalgo.-Ed. Creadores S.A. Cornellá de Llobregat (Barcelona) 1992

DISCOGRAFIA RECOMENDADA


  • Selección antológica del cante flamenco (3 CD) .-DIVUCSA.-1992 

  • Grandes cantaores del flamenco,Fosforito.-Philips, 1994 
  • Horizonte Flamenco: El flamenco, historia, palos y protagonistas 

  • FOSFORITO (Cante por Soleá)
    Guitarra: Juan Habichuela

    FOSFORITO (Cantiñas y Soleá)
    Guitarra: Enrique de Melchor

    FOSFORITO (Soleá por bulerías)
    Guitarra: Jua Habichela

    FOSFORITO (Tangos y Bulerías)
    Guitarra: Juan Habichuela


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