domingo, 23 de junio de 2013

MUJERES AL CANTE Dolores Jiménez Alcántara "LA NIÑA DE LA PUEBLA"


FLAMENCO
MUJERES AL CANTE

Dolores Jiménez Alcántara


"LA NIÑA DE LA PUEBLA"

DOLORES JIMÉNEZ  ALCÁNTARA, cantaora paya, más conocida con el nombre artístico de  LA NIÑA DE LA PUEBLA,  nació en La Puebla de Cazalla (Sevilla) el 28 de julio de 1908. y murió en Málaga el 14 de junio de 1999 donde se le traslado después de desplomarse en la peña de Huelva mientras cantaba en directo por soleá, contaba 91 años de edad.  Su padre era peluquero,  fue el que le escribía casi todas las letras, había heredado su afición a cantar de su madre, natural de Morón de la Frontera, (Sevilla), Se quedó ciega a los pocos días de nacer por culpa de una infección. Sus padres se trasladaron a Sevilla para curarla pero fue inútil su curación. Pero esto no fue ningún obstáculo para que La Niña de la Puebla se presentara a concursos de cante por los pueblos de Sevilla.

Pepe Marchena era su ídolo, y ella seguía su escuela, hasta que Pepe Marchena la descubrió y se la llevó de gira, haciéndola debutar en el Olimpia de Sevilla en 1931. y al año siguiente lo hizo en Madrid, en el Cine Variedades, actuando también en el Salón Olimpia madrileño. Su debut en los teatros madrileños, tuvo lugar en el Teatro Fuencarral, junto a El Carbonerillo y El Corruco de Algeciras, en 1932.  En ese mismo año 1932 hizo su primer disco para la casa Regal, grabando por primera vez los Campanilleros con los que tanta fama consiguió. En 1933, realizó su primera película, Madre Alegría. Este mismo año presentó en público a Juanito Valderrama. Estrenó obras lírico andaluzas, entre ellas Sol y Sombra, de Quintero y Guillén, y Cuando la noche es eterna de Diego Isern y Lloset, representándolas en toda España.

Montó una empresa propia y organizó giras por todo el país hasta que en 1933 conoció a Luquitas de Marchena, (Lucas Soto Martín) con quien acabó casándose. En 1936, recorrió la geografía española, en unión de su marido, ofreciendo recitales en los teatros más importantes. Han sido muchísimos los espectáculos ofrecido por esta gran cantaora, sobre todos con las más grandes figuras de su época, si tuviésemos que reseñarlos no habría espacio suficiente, En la mayoría de estos espectáculos han figurado así mismo su marido y en algunos de ellos sus hijos, Pepe y Adelfa Soto, muy buenos cantaores que han seguido a su propia madre.

En 1978, ofreció una serie de recitales en localidades de las provincias de Madrid y Ciudad Real, y ha dado otros en centros culturales y peñas flamencas de Cataluña y Andalucía, e igualmente ha tomado parte en algunos festivales, entre ellos en el de su pueblo natal, donde tiene dedicada una calle, y otra en Santa Coloma dc Gramanet (Barcelona). En 1986, le fue tributado un homenaje en Málaga, consistente en un festival en el que entre otros intérpretes tomaron parte El Tiriri, Curro de Utrera, Fosforito, Antonio de Canillas, Barquerito de Fuengirola, José Menese, sus hijos Pepe y Adelfa Soto, y Manolo Carmona Una de sus últimas actuaciones, tuvo lugar en el Teatro Alcalá Palace de Madrid, en 1987, dentro de los festivales de la Cumbre Flamenca, acompañada a la guitarra por Félix de Utrera.

Se le hicieron muchísimos homenajes durante su carrera artística por ser una de las cantaoras más completas que hemos tenido, Un poco cansada se retira de las actividades artísticas de forma importuna, pero en 1995 vuelve a los escenarios no pudiendo aguantar el estar alejados de ellos hasta que en 1999, en plena actuación la sorprende la muerte de un infarto fulminante.

CULTURA, EL MUNDO, Martes 15 de Junio de 1999La Niña de la Puebla falleció ayer, a los 90 años, después de cantar el fin de semana en un homenaje. Iba a recibir la Medalla de las Bellas Artes,
Muere la reina del cante antiguo
SEVILLA.. Dolores Jiménez Alcántara La Niña de la Puebla pasará a la mitología del cante. Ha muerto sobre el escenario cantando por soleares, su sueño flamenco. Pero lo hizo antes de tiempo. Sólo le faltaba un mes para cumplir los 91 años y unos días para recibir en Santiago de Compostela la Medalla de Oro de las Bellas Artes de manos del Rey Don Juan Carlos.El pasado fin de semana la Peña Flamenca de Huelva le dedicó un homenaje. Ella no dudó en subir al escenario. La voz se le quebró, aquella voz tan templada que contrastaba con los timbres rotos del cante desgarra­do. Cayó al suelo y fue trasladada al Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva. Luego al Hospital Vir­gen del Rocío de Sevilla y, ante la gravedad de su estado, la lle­varon al Hospital Carlos Haya de Málaga. Ayer moría de una embolia cerebral a los 90 años, y más de 70 de sabiduría flamenca. Muchos de los artistas allega­dos a La Niña de la Puebla, se trasladaron ayer a Málaga para despedir su memoria y en su localidad natal, Puebla de Cazalla (Sevilla), sus vecinos recibieron ayer con consternación la noticia. Uno de sus amigos y también natural de Puebla de Cazalla, José Menese, comentaba ayer el tributo que recibió la cantaora en su pueblo, donde tiene una esta­tua y el recuerdo de la primera vez que escuchó su voz: Fue en los festivales de mi pueblo. Pero lo que ahora recuerdo de ella es lo que dijo en un festival en Ojén. Iba a cantar una petenera y se dirigió ál público para decirle que ese palo no tenía mal bajío, como se suele decir, lo que pasa es que nadie se atreve a cantarlo. Y tenía razón..
Admiración. Otros artistas que la acompañaron en su historia flamenca fueron Juanito Valderrama o los guitarristas Paco de Antequera y Curro de Antequera. Este ultimo rescataba el carácter enciclopédico de la Niña de la Puebla y que resumía su gran saber de todos los cantes. De su cante, recordó la perfección en su forma de cantar, que conocía todos los estilos y que se pierde una figura del cante flamenco, no del pasado, sino del presente y del futuro. Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar, en los últimos tiempos, eran otros de los guitarristas que acompañaron su voz. Sanlúcar subrayó que se perdía una referencia del flamenco de ayer y destacó los estilos que cantaba con más deleite, esos cantes de ida y vuelta, colombianas y guajiras, que también iban con su carácter. como sus FANDANGOS  La cantante Rocío Jurado declaró ayer a Efe que la principal aportación de La Niña de la Puebla al cante fue su dulzura y musicalidad. «Ella tenía», declaró Rocío Jurado, ese timbre tan limpio con que interpretaba todos los cortes y colores del flamenco. Su voz era cristalina, me encantaba escuchar esos dibujos que hacía con la voz. Yo la conocí hace tiempo, pero ella ya era mayor, y tengo que decir que como persona era la amabilidad personificada. Para mí fue un orgullo el día que se acercó y reconoció mi labor como cantante.CulturaDesde que se trasladó a Málaga, hace ya 40 años, vivía entregada a su familia. La ceguera que padeció desde su infancia no le impidió disfrutar de una de sus principales pasiones, además del flamenco, la literatura. Así, viajó muchas veces a Madrid para adquirir libros enBraille de sus favoritos, Cortázar, García Márquez, Roa Bastos o Víctor Hugo. Ese es uno de los rasgos que recordó ayer el director de la Bienal de Flamenco de Sevilla, Manuel Herrera. Era una mujer culta. Siempre estaba leyendo. Ella representaba el señorío en la escena por su gran personalidad interior. En una época en la que triunfaba el grito, ella era la musicalidad y los matices. Ha sido una pérdida irreparable para la cultura andaluza,.Como no podía ser de otro modo, ya son varias las peñas y asociaciones flamencas que rendirán algún homenaje a su memoria. De momento, el alcalde de su localidad natal, Manuel Duarte Suero, anunció que en un Pleno extraordinario se decidirá si se establece un día de luto y la ONCE, organización que mantenía relación con la cantaora, le dedicará también un recuerdo.EVA DÍAZ PÉREZ
La luz y la dulzura de una voz
La Niña de la Puebla se ha despedido cantando por soleá. Estuvo el pasado sábado dando un recital en Huelva y, nada más arrojar luz sobre las oscuras melodías lebrijanas, cayó al suelo y hubo de ser trasladada a un centro hospi­talario. De ahí a Sevilla y, ante el empeora­miento, urgente traslado al Hospital Carlos Haya de Málaga, donde falleció en la tarde de ayer a causa de una embolia cerebral. La Niña de la Puebla fue admirada por todos los amantes del flamenco, fueran defensores del flamenco ortodoxo o heterodoxo. No cabe duda de que en los últimos años el mundo flamenco le ha reconocido la actitud imper­turbable de esta gran señora del cante a la que todos tuvimos como portadora de los sen­timientos más humanos del pueblo andaluz. Conocedora, como nadie, de todos los estilos flamencos, y especialmente, de palos en desu­so que cultivaba en ámbitos íntimos y fami­liares. Un poderoso y revelador instinto, no exento de una mueca de generosidad ante el cariño de la afición, le permitió a Dolores exigirse a sí misma a fin de madurar hasta el magis­terio supremo. En ella, como punto de con­vergencia, incidió, pues, todo un cúmulo de imágenes poéticas que abrió cauce a la dul­zura luminosa del cante. Si bien a sus casi 91 años ha sido de las pocas reliquias vivientes de la ópera flamenca, justo es recordarla ahora por la exquisitez de su tesitura canora, con la que consiguió abor­dar desde los estilos más complejos a los más livianos o menos vistos en los últimos años. Tras unas gafas oscuras se escondió, pues, el secreto de los campos de nuestra Andalucía. Cultura, quietud vivificadora y clarividencia ante las viejas cosas de una tierra añeja. Para­dójicamente, se ha ido la Niña de la Puebla y enfrente todo sigue confuso.MANUEL MARTÍN MARTÍN
-El arte de vivir el flamenco-
La Niña de la Puebla por Alegrías de Cádiz
La Niña de la Puebla por Fandangos de la Puebla
La Niña de la Puebla acompañada por Luis Yance 
La Niña de la Puebla por Campanilleros
La Niña de la Puebla y su hija por Campanilleros
La Niña de la Puebla por Zambra (Abuelo Curro)
La Niña de la Puebla por Alegrías de Códoba

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