sábado, 21 de abril de 2012

El regreso de Pastora



FLAMENCO

El regreso de Pastora

Manuel Bohórquez


La Niña de los Peines ha sido la cantaora más importante de todos los tiempos, aunque alguna vez se haya puesto en duda en favor de otras cantaoras de su época que, sin querer restarles méritos, saldrían perdiendo en la comparación. Pastora, que siempre supo que era la más grande del cante jondo, solía decir: “Cuando yo me muera, la mejor será la Paquera de Jerez”. La admiraba mucho y la eligió como su sucesora en el trono del arte jondo, como La Sarneta, La Trini y la Serrana de Jerez la eligieron a ella. No se puede decir que la genial artista sevillana no haya sido reconocida en su tierra, porque sería negar la realidad. Fue reconocida por el público de toda España durante sesenta años, y para una artista, ese es el mejor homenaje. Es cierto que cuando tras la guerra civil del 36 se retiró para dedicarse a su familia y quiso regresar en 1949 con España y su cantaora, el gran espectáculo que le montó Pepe Pinto para hacerla regresar a los escenarios, comprobó entristecida que el público de España había cambiado, que estaba por otras cosas. La obra, en la que  habían metido gran parte de los ahorros de toda una vida, constituyó un fracaso económico y sirvió para que la Emperadora del Cante decidiera alejarse ya para siempre de los teatros, dedicándose a su casa y tomando parte solo en homenajes y fiestas particulares de sus amigos importantes, como Belmonte, que la admiró siempre mucho. A partir de aquel fracaso sí se sintió olvidada y desplazada, aunque no por todos. Curiosamente, el gran homenaje de su vida no se lo dieron en Sevilla, en la ciudad donde nació, sino en Córdoba, en 1961. Siete años más tarde le pusieron un monumento en la Alameda de Hércules, donde creció y se hizo artista, que promovieron sus amigos, Antonio Mairena entre ellos. Pero ella ni se enteró. Y eso que vivía enfrente, en el número 20 de la calle Calatrava. Su hija Tolitale dijo un día que pasaban junto al monumento: “Fíjate, mamá. ¡Quién le iba a decir a la Niña de los Peines que un día le harían un monumento, y, además, en vida”. Y Pastora Pavón, extremadamente delgada, con gafas oscuras y la cabeza en la luna de Sevilla, le preguntó: “¿Quién coño era la Niña de los Peines?”. Hace unos años Turdetania Teatro estrenó en Arahal una obra sobre su vida, que apenas ha contado con apoyos institucionales andaluces. Arahal es el pueblo donde nacieron sus abuelos maternos, su madre y su hermano mayor, el célebre Arturo. La obra teatral ha rodado poco, pero donde se ha representado ha sido un éxito, como ocurrió en Bilbao hace dos años. La modesta compañía teatral del director Manuel Muñoz y la actriz Susi González -es quien reencarna a la cantaora en la obra-, se han esforzado para que por fin vaya a ser vista en un buen teatro de Sevilla, el Central, donde se presentará el próximo día 5 de mayo con el apoyo del Instituto Andaluz del Flamenco, aunque a taquilla. La actriz Susi González está espectacular interpretando a Pastora, que narra la vida de la artista, sus éxitos y fracasos, con una gran carga de emotividad y una sencilla puesta en escena. Y de la parte musical se encargarán el guitarrista sevillano Eduardo Rebollar y la cantaora sanluqueña Laura Vital. He visto tres veces la obra y las tres veces he salido del teatro con el alma rota, pero feliz de haber asistido al regreso de una cantaora que para mí ha sido algo más que una artista flamenca. Pastora Pavón es la abuela que nunca conocí. Y como cantaba como cantaba…

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