miércoles, 18 de abril de 2012

La generación más completa del baile


Patricia Guerrero, Rubén Olmo, Pastora Galván y Eduardo Leal, en la sede del Ballet Flamenco de Andalucía, en la calle Calatrava.

La generación más completa del baile

Rubén Olmo presenta 'Metáfora', su primer montaje como director del Ballet Flamenco de Andalucía, en cartel en el Central hasta el domingo · Rocío Molina y Pastora Galván aportan sendas visiones de la danza.
PATRICIA GODINO / SEVILLA |


"La danza es la metáfora del pensamiento". Rubén Olmo rescata esta cita de Nietzsche para definir Metáfora, el primer proyecto que el coreógrafo sevillano concibe y dirige para el Ballet Flamenco de Andalucía, el gran proyecto jondo de la Consejería de Cultura. El montaje, que estará en cartel en el Teatro Central desde esta noche hasta el domingo, quiere recorrer ese camino que va desde los albores de la danza flamenca a la actualidad, desde la escuela bolera al intenso diálogo del baile jondo con la creación contemporánea de nuestros días. Un camino en el que Olmo ha querido contar, aparte de con la compañía de 11 bailarines, con dos de las representantes más jóvenes y aplaudidas del baile flamenco: Pastora Galván (Sevilla, 1980) para la parte Suite flamenca y Rocío Molina (Málaga, 1984), encargada de poner su sello al apartado de danza estilizada que Olmo ha titulado precisamente La danza como metáfora del pensamiento

No en vano, la sensibilidad, la reflexión y el peso del estudio y la tradición se dan la mano en este montaje de este intérprete premiado con el Giraldillo a la Mejor Coreografía en la Bienal de 2010 por el bellísimo Tranquilo alboroto. "He querido resumir la historia de la danza estilizada y el baile flamenco. He tratado de recordar los ballets de la antigua usanza y a esos músicos que hacían originales en sinfónica para ballets como Falla, Turina... [aquí la música es de David Carmona, Agustín Diassera y Jesús Cayuela]", explica el creador de esta obra estrenada en el Festival de Jerez, que ya ha pasado por Almería y Málaga. 

Un ejemplo de ese sabor de antes es, por ejemplo, la taranta a dos que bailan Eduardo Leal (Almería, 1982) y Patricia Guerrero (Granada, 1990), solistas de la compañía, y que representan "el sabor de esas parejas que hoy en día ya no existen y que fueron míticas, como fue en su día Cristina Hoyos y Antonio Gades, o Antonio y Rosario". El objetivo, continúa, "es que se viera la historia: el flamenco no es sólo guitarra y cante, el baile flamenco ha ido mucho más lejos gracias a figuras como éstas que abrieron teatros y óperas". 

Para Rubén, la tarea de documentación pasaba por echar mano de su propia vida y trayectoria profesional. "No sólo he rescatado y visto vídeos, sino que he tenido la suerte de trabajar con Antonio Gades, con Pilar López, de la que he bailado su Concierto de Aranjuez, y he tenido la oportunidad de bailar obras de Antonio, como solista del Ballet Nacional (Fantasía gala o Eritaña), con lo que para abordar esta recuperación andaba por el salón de mi casa". La aparente sencillez creativa contrasta con la enorme responsabilidad de convocar en el escenario el arte de sus maestros, con todo, apunta Olmo, "la responsabilidad estaba muy asimilida desde el momento en que me presenté al concurso coreográfico del Ballet; ahora me siento preparado para poder contar todo lo que sé". Una prospección anticipada por sus maestros: "Esos grandes nombres han labrado un camino y nos lo han dejado limpio hasta el punto de considerarse hoy el flamenco patrimonio de la Humanidad". 

Tradición y contemporaneidad. Lo añejo y lo vanguardista. Pastora Galván de los Reyes, Giraldillo al espectáculo más innovador en la última Bienal por Pastora, resume en sus apellidos esa dualidad que enamora a Rubén: "Le pedí que se recogiera mucho, que buscara la Pastora canastera, porque la vanguardia le sale sola". Y es que su hermano Israel es acaso uno de los puntales inconstestables que más ha influido -por su permanente búsqueda- en la actual hornada de bailaores y coreógrafos. Para Pastora -que tras la maternidad se siente "con menos fondo, pero más tranquila en escena"-, "se trata de la generación más completa del baile, porque todo el mundo ha aportado mucho y nosotros ya hemos aprendido y visto tanto que creo que ha quedado muy redondita". Eduardo Leal resalta además que se trata de una generación "muy técnica", que -precisa Patricia Guerrero- "debe bailar sin demostrar". 

Una conjunción, experiencia y calidad interpretativa, con la que algunos bailores afrontan la búsqueda de un sello propio: "Es una generación muy completa en estilos; hace unos años, todo el mundo seguía un registro y quería bailar como Yerbabuena...". "O como Belén Maya", añade Pastora. "Ahora -valora Rubén- ves a Pastora bailar y es ella; ves a Rocío y reconoces su baile. Y coreográficamente, hay coreógrafos muy buenos, pero hay que darle su tiempo, porque coreografiar es realmente una carrera paralela a saber bailar", opina este creador que dio sus primeros pasos en la Compañía Andaluza de Danza en tiempos de María Pagés. "Creo que es la generación que más respeto tiene a la historia, a los coreógrafos y a todos los grandes intérpretes que han estado en escena. Es tan consciente del legado que recibe que por eso creo que está apostando y aportando tanto". 



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