LA GUITARRA FLAMENCA Paco de Lucena (VI)
LA GUITARRA FLAMENCA
Paco de Lucena (VI)
Según Eusebio Rioja del toque de Paco de Lucena ha quedado muy poco, sólo cuatro falsetas por soleá, dos recopiladas por Andrés Segovia y otras dos por Juan Navas. "Escaso patrimonio ciertamente para tan inmensa figura, pero si lo comparamos con el que nos ha quedado de los tocaores del XIX, se erigen estas notas en un material valiosísimo que nos permite aproximarnos al conocimiento de su música".
Se ha señalado que posiblemente la característica más sobresaliente del toque de Paco de Lucena fuera el empleo del pulgar. En ese sentido es lógico que uno de sus discípulos de más éxito (Rafael Marín) escribiera en su método el siguiente comentario en el que destaca la técnica del pulgar de Paco de Lucena, plenamente flamenca, como contrapuesta a la clásica o "seria". Y en ese sentido, Rafael Marín se expresaba así: "El que haya conocido y oído tocar como yo, al mejor que hemos tenido en este género, al incomparable Francisco Díaz, más conocido por el 'Niño de Lucena', observaría que sus mayores efectos los hacia con el pulgar, efectos que al mejor guitarrista de serio le sería imposible hacer".
Otras aportaciones muy importantes de Paco de Lucena al toque flamenco, que contribuyeron al engrandecimiento musical de la guitarra flamenca, son su reestructuración de la caña y la creación del toque por rosas, que después popularizaría Javier Molina.
Domingo Prat escribió en su "Diccionario de Guitarristas", refiriéndose a Paco de Lucena: "Recuerdo que mi finado padre, al exaltar la memoria de su género único, decía: asistir a una de sus sesiones era presenciar una exposición de cuadros multicolores, animados con la fuerza del sol de Andalucía. Necesitaba de las sublimidades de su guitarra para una sensibilidad que rayaba en lo sobrenatural. Producía hermosos efectos de pedrería moruna cuando arqueaba su pecho sobre la guitarra, tal vez impelido sin darse cuenta por la dolencia que tan prematuramente nos llevara también a Chopin".
Domingo Prat se lamentaba así de la corta vida de Paco de Lucena y de la falta de testimonios directos de su toque: "Lástima que a estos creadores geniales del arte no les alcanzara --¡y todo por razón del tiempo!-- la indudable satisfacción de escucharse reflejados en un disco. Sus verdaderos valores, pues, no los sabremos más que por los cronistas de la época".
Por su parte Ángel Álvarez Caballero, refiriéndose a esta figura, se expresa así: "Paco de Lucena, considerado en un principio discípulo del maestro Patiño, fue artífice de una auténtica revolución de la guitarra flamenca, que no pudo seguramente culminar por su prematuro fallecimiento víctima de la tuberculosis. Esa revolución estaban destinados a concluirla sus discípulos de generaciones más jóvenes Rafael Marín y Ramón Montoya. Seguidores suyos fueron también el Niño de Morón y Pepe Naranjo y Olmo, de quienes arranca la que posteriormente sería Escuela de Morón".
Se ha señalado que posiblemente la característica más sobresaliente del toque de Paco de Lucena fuera el empleo del pulgar. En ese sentido es lógico que uno de sus discípulos de más éxito (Rafael Marín) escribiera en su método el siguiente comentario en el que destaca la técnica del pulgar de Paco de Lucena, plenamente flamenca, como contrapuesta a la clásica o "seria". Y en ese sentido, Rafael Marín se expresaba así: "El que haya conocido y oído tocar como yo, al mejor que hemos tenido en este género, al incomparable Francisco Díaz, más conocido por el 'Niño de Lucena', observaría que sus mayores efectos los hacia con el pulgar, efectos que al mejor guitarrista de serio le sería imposible hacer".
Otras aportaciones muy importantes de Paco de Lucena al toque flamenco, que contribuyeron al engrandecimiento musical de la guitarra flamenca, son su reestructuración de la caña y la creación del toque por rosas, que después popularizaría Javier Molina.
Domingo Prat escribió en su "Diccionario de Guitarristas", refiriéndose a Paco de Lucena: "Recuerdo que mi finado padre, al exaltar la memoria de su género único, decía: asistir a una de sus sesiones era presenciar una exposición de cuadros multicolores, animados con la fuerza del sol de Andalucía. Necesitaba de las sublimidades de su guitarra para una sensibilidad que rayaba en lo sobrenatural. Producía hermosos efectos de pedrería moruna cuando arqueaba su pecho sobre la guitarra, tal vez impelido sin darse cuenta por la dolencia que tan prematuramente nos llevara también a Chopin".
Domingo Prat se lamentaba así de la corta vida de Paco de Lucena y de la falta de testimonios directos de su toque: "Lástima que a estos creadores geniales del arte no les alcanzara --¡y todo por razón del tiempo!-- la indudable satisfacción de escucharse reflejados en un disco. Sus verdaderos valores, pues, no los sabremos más que por los cronistas de la época".
Por su parte Ángel Álvarez Caballero, refiriéndose a esta figura, se expresa así: "Paco de Lucena, considerado en un principio discípulo del maestro Patiño, fue artífice de una auténtica revolución de la guitarra flamenca, que no pudo seguramente culminar por su prematuro fallecimiento víctima de la tuberculosis. Esa revolución estaban destinados a concluirla sus discípulos de generaciones más jóvenes Rafael Marín y Ramón Montoya. Seguidores suyos fueron también el Niño de Morón y Pepe Naranjo y Olmo, de quienes arranca la que posteriormente sería Escuela de Morón".
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