MUJERES AL CANTE Marina Heredia Ríos "MARINA HEREDIA"
FLAMENCO
MUJERES AL CANTE
Marina Heredia Ríos
"MARINA HEREDIA"
Marina Heredia Ríos (Granada - 10 de abril de 1980) es una cantaora de flamenco conocida con el nombre artístico de Marina Heredia.
La voz del Albaicín
Marina Heredia forma parte de esa generación de cantaores que mantiene en su cante y en su valía el cante añejo, el cante de los cantores antiguos, como Arcángel, Miguel Poveda o Estrella Morente. Como apunta el estudioso Luis López Ruiz, Marina Heredia mantiene ”ecos legendarios en su espléndida voz”.
La cantaora nazarí tiene temple, gran puesta en escena, compás, elegancia y una amplia base pura, fruto de la herencia paterna, el cantaor Jaime Heredia "El Parrón". Pero no sólo de su padre bebe Marina Heredia para nutrirse en el mundo del flamenco. Entre sus influencias se encuentran Camarón de la Isla, Manolo Caracol, la Paquera de Jerez, Terremoto, La Niña de los Peines,Antonio Chacón, Antonio Mairena o Bambino.
Para sus actuaciones, Marina Heredia acostumbra a rodearse siempre de su mismo cuadro flamenco: a la guitarra, José Quevedo “El Bola” y Luis Mariano; a las palmas y coros, Jara Heredia, Reyes Martín, Anabel Rivera o Toñi Nogaredo. En caso de ampliar el elenco, cuenta con la presencia de Fidel Cordero al piano, de Alexis Lefèvre al violín y de Miguel Cheyenne a la percusión.
Biografía artística
Los orígenes (1980 – 1991)
Marina Heredia Ríos nace en Granada el 10 de abril de 1980, en el barrio del Albaicín, una de las cunas universales del flamenco, a los pies de la Alhambra. Pertenece a una familia de larga tradición flamenca: Marina Heredia es hija de uno de los grandes exponentes de este género musical, Jaime Heredia "El Parrón", cantaor de voz potente y afillá, y diestro, sobre todo, en el cante por soleá; y nieta de Rosa Heredia, conocida como La Rochina, matriarca gitana que en 2001 fue premiada por el Ayuntamiento de Granada por “su contribución para convertir la zambra en un hito cultural”. Matriarcas del arte y la educación'. En el artículo que se publicó en El País se puede leer:
«A Rosa , de 68 años , todos la conocen como ´´La Rochina´´, nombre que le puso su madre en la cuna y con el que se ha paseado por cientos de tablaos. Empezó a cantar con solo nueve años, 'con una voz potente, limpia y con eco gitano', dice sin reparar en falsas modestias. 'He cantado muy bien y he sido la mejor de Granada por bulerías, tientos, verdiales, alegrías y soleás'. Por eso, dice, ninguna otra cantaora quería trabajar con ella: 'Sabían que les ponía la zancadilla y a mi lado se caían'. Durante años cantó para los huéspedes del hotel Alhambra Palace, en el cuadro en el que bailó la mítica La Golondrina. Pero el premio del Ayuntamiento se debe, sobre todo, a su labor por engrandecer las zambras, las fiestas de los gitanos del barrio del Sacromonte. Desde niña, La Rochina asombró con su chorro de voz a los granadinos y a los turistas que visitaban las cuevas de María La Canastera, Manuela Maya y su tía, La Faraona. 'Ha contribuido a que el Sacromonte sea conocido en todo el mundo', explicaba ayer el alcalde durante el acto».}}
Además de la herencia paterna, la casa de los Heredia siempre ha sido un camino de paso para grandes figuras del flamenco: desde Camarón de la Isla, pasando por las grandes familias flamencas como los Habichuela, los Maya o los Morente, hasta maestros como Chano Lobato o profesionales de otras disciplinas artísticas como Pedro Almodóvar.
Primeros pasos (1992 – 2000)
Su padre Jaime Heredia “El Parrón” abrió la puerta para una vocación que comenzó a los siete años. Marina Heredia comenzó bailando en la escuela de Mariquilla, con las bailaoras Maite Galán y Angustias la Mona. "Me metí en flamenco por mi padre y por Camarón. Desde chica he vivido el flamenco sin moverme de casa, me daba vergüenza cantar en público", comentaba Marina. La vergüenza desapareció pronto, pues a los 12 años debutó como cantaora, en 1992, en el espectáculo de inauguración del Palacio de Congresos de Granada que encargaron a su padre. Marina Heredia iniciaba así su camino.
A los 13 años entró por vez primera en un estudio de grabación para colaborar en el disco Malgré la Nuit, un disco de flamenco para niños editado en París. A los 15 repetía experiencia, esta vez en un disco de World Music también para niños. En ese tiempo, Marina Heredia ya conocía los escenarios de Portugal, Francia y Suiza, con la compañía de la bailaora “La China”, y de Inglaterra con el espectáculo El Legado Andalusí.
Después llegaron las colaboraciones con gitanos de Pakistán y Hungría dentro del Festival Madrid Sur (1995), las actuaciones en el festival de rock Espárrago (1998), los estrenos con María Pagés de las canciones de Federico García Lorca, la presentación de la obra Banderillas de Tiniebla, de José María Gallardo, en el Festival de la Guitarra de Córdoba y en la X Bienal de flamenco de Sevilla (1998), marco donde también colaboró en las actuaciones de la bailaora Eva Yerbabuena, en su espectáculo Eva.
Desde sus comienzos como cantaora, Marina Heredia ya mostró su versatilidad única en el mundo del flamenco, su capacidad para trabajar con artistas de primera fila y de los estilos más variados. El 19 de abril de 1999, Marina estrenó en la Bienal de Munich (después en 20 conciertos más en Bélgica, Holanda, Luxemburgo y España) la ópera De Amore, del músico Mauricio Sotelo, con libreto de Peter Mussbach, donde Marina cantaba flamenco también en inglés y alemán. Las críticas fueron arrebatadoras: “Colosal en los diferentes palos flamencos, abre nuevas vías de expansión al flamenco en una noche de gloria para la música española”, escribió el día del estreno Juan Ángel Vela del Campo, crítico de El País, para alabar más tarde “la fusión del quejío y su voz maravillosa, cálida y sombría, con la fusión electrónica y el canto operístico”.
Tras su éxito en Munich, siguió su paseo por España. Colaboró con Miguel Ángel Cortés para el que sería su primer trabajo discográfico: Patriarca. En el espectáculo que presentaba el guitarrista, Marina interpretaba la Baladilla de los tres ríos. En el mismo año 1999, formó parte del Circuito Joven de Flamenco de Andalucía, en el programa La Aventura del Flamenco en los trasnoches del Festival Internacional de Música y Danza de Granada. En él, cantaba junto a otros artistas como Estrella Morente, Arcángel o Segundo Falcón.
Asimismo, participó en el XVII Festival Internacional de Música de Ayamonte, en el IV Ciclo Flamenco A corazón abierto (Madrid), junto a Arcángel, o en el concierto benéfico por las mujeres afganas, en Sevilla, organizado por la Unesco. Aunque ese año, coincidiendo con el XXVII Congreso Internacional de Arte Flamenco, varios artistas rindieron homenaje a Camarón de la Isla en el concierto El flamenco es universal (San Fernando, Cádiz).
En el año 2000 siguió moviéndose por festivales, entre los que cabe destacar su participación en el I Festival de Otoño de Granada y en el Festival Grec de Barcelona. Pero es el 2000 también un año de cine documental: la realizadora polifacética Dominique Abel decide rodar un documental sobre la transmisión del flamenco de padres a hijos. La cinta recoge, bajo el título En nombre del padre, la herencia flamenca del baile, de Manolete Maya a su hija Judea Maya, y del cante, de Jaime Heredia “El Parrón” a su hija Marina.
Salto de atrás hacia adelante (2001 – 2006)
Marina Heredia se va afianzando poco a poco y su presencia es cada vez más solicitada en los escenarios flamencos. Sin embargo, a principios del nuevo siglo, surge un requerimiento muy alejado del mundo jondo: Marina Heredia se reúne con Robbie McIntosh (guitarrista de The Pretenders y de Paul McCartney) y Raimundo Amador para intentar un nuevo experimento. Y en los estudios El Cortijo (Málaga), Howie B (productor de U2, entre tantos otros) y Trevor Morais (colaborador de Björk) quedan impresionados por la voz de Marina hasta el punto que uno de los temas del "experimentado" se incluirá en el próximo disco de Howie B (Folk, 2001). La voz corre y Elkie Brooks, una de las grandes blancas de la música negra, pide a Marina para una colaboración en su próximo disco. Y Marina canta con Elkie lanzando su flamenco a los cuatro vientos y a los cinco continentes.
Mientras tanto, después de años cantando para el baile, y de algunas actuaciones en solitario, Marina Heredia decide dar un paso adelante: graba su primer disco: Me duele, me duele. Producido por Pepe de Lucía, el disco mezcla bulerías, tarantos, alegrías, tangos, rumbas, baladas flamencas. Una fusión de espíritus flamencos, de música gitano-andaluza, de canciones de luz y canciones de oscuridad, de dolor y de alegría, de baile y de reposo, como el corazón de una cantaora joven, inquieta y arriesgada. De una artista destinada a fusionar el alma jonda y la alegría cotidiana. De una mujer capaz de trasladar lo contemporáneo a la calle con una voz que sobrecoge e impresiona. De una Marina Heredia que engrandece nuestra música popular.
Con todo, Marina Heredia no deja de cantar por festivales de todo el país. Entre 2001 y 2002 participa en el V Festival de Jerez (Cádiz), en la Feria Mundial del Flamenco (Sevilla), en el IX Festival Flamenco del Palau de la Música (Valencia), en la segunda edición del festival benéfico de la Fundación Gomaespuma Flamenco Pa Tós (Madrid), en el X Festival Flamenco Caja Madrid (Madrid), en el XXXVI Festival Flamenco de Almería (Almería) o, nuevamente, en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, con el espectáculo Flamenco a voces. Y atraviesa el charco y la vemos en el II Festival Flamenco de Nueva York, ilustrando una conferencia del crítico y flamencólogo Ángel Álvarez Caballero. Además, Marina Heredia, cantaora culturalmente inquieta, se mueve en otros ámbitos artísticos y musicales, aunque manteniendo siempre su esencia flamenca. Así, colaboró en el VII Encuentro de Mujeres Poetas, organizado por asociación cultural Verso Libre (Granada); en el espectáculo Maya, el flamenco de un marginado, de José Andrés Maya, en el Teatro Nuevo Apolo (Madrid) y en el que participaron más artistas, como Miguel Poveda, Duquende o el Capullo de Jerez; y, finalmente, poniendo su voz al servicio de la obra clásica de Manuel de Falla: El amor brujo, en el Teatro de la Maestranza de Sevilla.
En 2003 participa en la Feria Internacional de Turismo, actuando como representante de Granada y en la Feria Mundial del Flamenco, en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla. Vuelve a interpretar El amor brujo en el 25 Aniversario del Auditorio Manuel de Falla de Granada. Viaja a la ciudad marroquí de Essaouira para cantar en el Primer Festival Internacional de las Andalucías, junto al grupo Ketama, y deja ver de nuevo su lado más solidario en un concierto benéfico organizado por Miguel Ríos en el Palacio Municipal de Deportes de Granada.
Al año siguiente, en 2004, graba el himno de Andalucía junto a artistas como Paco de Lucía, José Mercé o Enrique Morente. Asimismo, colabora con la coreógrafa y bailarina Blanca Li para la interpretación personal de El amor brujo, obra que se estrena tanto en Francia como en Granada, en el Palacio Carlos V, dentro del ya frecuentado Festival Internacional de Música y Danza de Granada. Y en junio del mismo año forma parte del cartel del XLVIII Potaje Gitano de Utrera (Sevilla), que en esa edición rinde homenaje al cantante Alejandro Sanz.
Después de recorrer medio mundo, Marina Heredia, con tan solo veinticuatro años, recibe en 2004 el Premio Andalucía Joven de las Artes, de manos del Instituto Andaluz de la Juventud, por su trabajo, por su talento y por contribuir a la difusión del flamenco y de Andalucía en el mundo.
Con el reconocimiento a su trabajo, y con la cabeza puesta en lo que sería su segundo trabajo discográfico, Marina Heredia afronta los dos siguientes años con la misma fuerza que le había caracterizado hasta el momento: es ovacionada en el 45º Festival del Cante de las Minas (Murcia), canta en la 23ª Edición Jueves Flamencos de Caja Madrid y en el Festival Flamenco viene del Sur, en Sevilla, y actúa en el espectáculo inaugural de la XIV Bienal de flamenco, en el Teatro Lope de Vega de la capital hispalense. Al mismo tiempo, Marina Heredia vuelve a mostrar su vertiente más comprometida en el VI Festival Flamenco Pa Tós (Madrid) y en un debate organizado por el diario El País sobre la mujer en Andalucía. En dicho debate participaron, además, la cineasta Chus Gutiérrez, el cantautor Pedro Guerra o la escritora Almudena Grandes. Todo sin olvidar su pasión por la poesía, que la lleva a formar parte del II Festival Internacional de Poesía de Granada, festival en el que pone su voz al servicio de poemas de Rafael Alberti o José Bergamín. Una actuación que, resumida por Félix Grande de “emocionante”, preludiaba su segundo trabajo discográfico: La voz del agua.
La independencia artística (2007 – 2009)
La voz del agua supone para Marina Heredia, no sólo la publicación de su segundo trabajo, sino el comienzo de su independencia artística. Para este segundo disco crea un sello propio (Los Gitanillos) y se pone en manos de José Quevedo “El Bola”, su guitarrista y su mano derecha artística, para la producción del mismo. La voz del agua no es un disco estrictamente flamenco —aunque tienen cabida unos pregones y los tangos de la penca—, pero sí muy literario. En él, Marina Heredia musicaliza poemas de Rafael Alberti, José Bergamín y Manuel Benítez Carrasco, siempre con su toque flamenco, y se atreve con el tango argentino que popularizó Carlos Cano, el “Tango de las madres locas”, un homenaje a las madres de la Plaza de Mayo de Argentina.
El estreno de este trabajo tiene muy buena acogida, tanto por el público como por la crítica. El público premia La voz del agua como mejor disco flamenco en Internet, con un total de 23.000 votos (premios por Deflamenco.com). La crítica, por su parte, alaba su presentación, tanto en Madrid como en Málaga, respectivamente:
«Y salida a hombros tras la tanda de pregones a pie de escena, con la decena de músicos cubriéndole, callados, las espaldas. Marina Heredia selló así, derrochando jondura, gusto y raíz, la presentación de ‘La voz del agua’, el disco que pone de nuevo el acento en una de las cantaoras más destacadas (…)».
Silvia Calado. Flamenco World
«La cantaora granadina Marina Heredia logró el lleno en este hermoso recinto del Castillo, que parece recobrar su embrujo antiguo cuando se hace presente el arte. Marina trajo el suyo con la orla de su bella imagen gitana para llenar la escena con sereno porte y desplegar un repertorio entre el cante y la copla con arrojo y entrega».
Fermín Lobatón. El País
Así, la trayectoria de Marina Heredia, a partir de su segundo disco, coge aún mayor envergadura y La voz del agua se pasea por toda España: desde la II Bienal Málaga en Flamenco hasta la clausura del Ciclo Flamenco de Los Veranos de la Villa, en los Jardines de Sabatini (Madrid), pasando por el Teatro Monumental de Mataró. Marina Heredia insiste en no abandonar su labor solidaria y participa en el VIII Festival Flamenco Pa Tós y en el Festival Flamenco Solidarios, ambos en Madrid. Y todavía tiene tiempo para viajar junto a uno de sus guitarristas, Luis Mariano, a Pekín para celebrar el Año de España en China.
En 2008 se producen tres encuentros artísticamente personales para Marina. En el primero, la Heredia se junta con la cantante marroquí Amina Aloui para tender un puente entre el flamenco y la música tradicional árabe-gharnati, un acercamiento entre la tradición andalusí y la gitana, surgido de un encuentro en la Escuela de Estudios Árabes, en Granada. Dicho encuentro se materializa en el espectáculo Con-Vivencias, dentro del Festival Internacional de Música y Danza de Granada. En el segundo, Marina pone su voz al servicio de la guitarra de Pepe Habichuela, hermano de Juan Habichuela, para los Jueves Flamencos de Cajasol (Sevilla), en el que ambos ofrecen un recital de corte clásico bajo el nombre De Graná. Y, finalmente, en el tercer encuentro, la granadina, aficionada a la poesía, se reúne con Luis Eduardo Aute para deleitar al público del Olivar de Castillejos con un recital que bailó entre lo flamenco y lo poético.
«Heredia, de gris y rojo pasión, se apodera de la noche sin necesidad de palabrerías ni aspavientos. Su voz fluye natural, límpida, ardiente como llamarada. Y puesto que la velada iba de poetas, escogió un repertorio de hondo trasfondo lírico: desde la “Balada del que nunca fue a Granada”, de Rafael Alberti, a la tauromaquia de “Illo y Romero”, transformada en verso por José Bergamín. Aute la observaba embebecido, marcando el compás tímidamente por debajo de la mesa (…). Faltaba lo mejor. Aute se atrevió a pelo con “Al alba” en una lectura rota, desgarrada, dolorida, y Heredia le replicó con el mismo tema por bulerías. Como José Mercé, pero aún mejor. La hija de “El Parrón” acaba de cumplir 28 añitos, pero su arte fue capaz anoche hasta de quitarnos el frío del cuerpo. Y casi, casi, de los pies».
Fernando Neira. El País
Y viaja a Sabadell (Barcelona) para el Festival 30 Nits, y a Murcia para el XXIX Festival Flamenco Lo Ferro, y a Ciudad Real para el XXVIII Festival Nacional de Arte Flamenco Valdepeñas, y a Madrid al Festival por Tarantos… y viajando llega hasta Londres, para cantar en el Lilian Baylis Theatre, en el VIII Flamenco Festival.
Finalmente, y dos años más tarde de la publicación de su segundo trabajo discográfico, la culminación de Marina Heredia como artista independiente nace en la creación de su propio espectáculo: Cancionero del Sacromonte. En él pretende rendir homenaje al eterno barrio granadino, cuna universal del flamenco. Para ello, se rodea de su gente: su padre, Jaime Heredia “El Parrón”; Manolo Osuna, para el estreno en Granada; José Quevedo “El Bola” y Luis Mariano a las guitarras; Reyes Martín, Anabel Rivera, Toñi Nogaredo y Jara Heredia a las palmas y coros y, ésta última, también al baile. Además, cuenta con el diseño en el vestuario de Vicky Martín Berrocal. El espectáculo tiene muy buena acogida en su estreno en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada:
«Marina fue la protagonista indiscutible. Su voz está hecha, redonda y juega con ella a su antojo. La dulzura de su cante abraza el desgarro de sus quejíos cuando su voz emite ecos de hondura».
Antonio Conde. Deflamenco.com
«El espectáculo propició una de esas noches difíciles de olvidar para la retina y para el oído. Una noche donde Marina consiguió reunir a lo sagrado y a lo profano, a lo popular y a lo culto. Por siempre, viva el Sacromonte».
José Manuel Rojas.Ideal
Ese mismo año, Marina Heredia se convierte en la primera mujer flamenca en actuar en el Auditorio Nacional de España. Y sigue “de gira” flamenca por España: en Madrid para el Festival Flamenco Caja Madrid y para el X Festival Flamenco Pa Tós; en Málaga para el Festival de Cante Grande Casabermeja y el XXXVI Festival Torre del Cante; en Almería para el festival Flamenco viene del Sur; en Cádiz para la XXXVII Noche Flamenca Vejer de la Frontera; o en Granada para el XXX Festival Flamenco de los Ogíjares y para celebrar el 60 aniversario de la Peña La Platería, la peña flamenca más longeva de Andalucía y de España. Visita, además, las ciudades de Zurich (Suiza) y Montevideo (Uruguay) para representar de nuevo El amor brujo de Manuel de Falla. Y, con todo, aporta su voz flamenca al musical A un Musical de Nacho Cano del compositor y músico Nacho Cano, en el tema “La codicia mata el alma”.
Marina Heredia cierra así, en estos tres años, un periodo de crecimiento artístico que culminará en 2010 con la publicación de su tercer y, hasta el momento, último trabajo discográfico:Marina.
Madurez y Consagración (2010)
En 2010, Marina Heredia lleva ya quince años trabajando sin descanso: ha viajado por toda la geografía española, ha mostrado su cante por medio mundo y tiene dos discos a sus espaldas. Así que, como no hay dos sin tres, 2010 se presenta como el año adecuado para la publicación de su tercero: Marina, firmado de nuevo por Universal, pero realizado por ella, sin injerencia artística alguna.
Marina es el trabajo con el que Marina Heredia se siente más identificada, en el que vuelca toda su tradición: la de su tierra, la de su Albaicín, la de su Graná, pero también la de los viejos maestros que han cultivado sus oídos y su conocimiento, como “El Chino” de Málaga, la Paquera de Jerez o Encarnación Fernández. Un disco que rinde homenaje al flamenco clásico: unos tangos de su tierra; unos fandangos de su Albaicín; una soleá, guiño indiscutible a su padre; una seguiriya, mirándose en el espejo de la Paquera; unas alegrías, compuestas por Farruquito; una malagueña, arropada por la guitarra de Diego del Morao; unas bulerías de “El Chino” que Marina Heredia realiza sin artificios, desnudas, a palmas y voz, y que sólo hacia el final acaricia la guitarra de “El Bola”; unos cantes de levante, que homenajea en contenido y forma a la cantaora alicantina Encarnación Fernández y que ejecuta con Luis Mariano a la guitarra; y, finalmente, un tema por bulerías, que abre el disco, adaptación de un tema original de Parrita: “No me lo creo”.
Con un disco tan suyo, de esencia tan clásica como personal, qué mejor lugar para estrenarlo que su estimada ciudad. Y así lo hace: el 7 de mayo de 2010 Marina Heredia presenta Marina en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Granada. La crítica vuelve a rendirse a sus pies. Con una puesta en escena cuidadísima, y con la presencia en el escenario de los artistas que han colaborado en el disco (Parrita, Diego del Morao y Farruquito), Marina Heredia pisa fuerte Granada para proclamar su autoría flamenca.
«Ya desde la espectacular salida, Marina dejó claro que esa no iba a ser una noche de aguas cristalinas, sino de llamas encendidas».
Silvia Calado.Flamenco-world.com
«Vibramos, pues, con esta Marina Heredia que, en un ejercicio de recuperar el pretérito no dulcificado por la añoranza sino abierto al mundo, había evidenciado que el sentimiento universal del cante no sólo dimana del carácter autóctono de las melodías, sino de su tratamiento estético, que es el que por la intensidad comunicativa y por el grado de excelencia artística, lo puede cambiar de local en universal».
Manuel Martín Martín.El Mundo
«En definitiva, Marina Heredia nos demuestra con un proyecto de gran nivel ser una de las mejores artistas para el futuro y evolución del flamenco en otra acertada producción de José Quevedo “Bolita”. Un disco que será imprescindible para comprender la evolución del flamenco a comienzos del siglo XXI».
Jacinto González. Aireflamenco.com
«Un nuevo paso en la carrera de Marina Heredia con un trabajo de lo más flamenco, que merece la pena escuchar con tranquilidad y extraer la esencia del buen cante. Chapó!!!»
Antonio Conde. Deflamenco.com
«Pablo San Nicasio dice que es una cantaora que ha llamado para quedarse, que va a más cada día y que pone a todos los flamencos de acuerdo. Efectivamente estoy de acuerdo con sus palabras porque eso solamente lo consiguen los grandes cantaores y los grandes artistas y Marina hace muchísimo tiempo irradiaba formas de gran cantaora. Hoy día está brillando como una de las primeras figuras del flamenco».
Perico de la Paula. Jondoweb.com
Con semejante reconocimiento por parte de la crítica, Marina Heredia estrena su disco en los festivales flamencos con más solera del país: el 44º Festival Flamenco de Almería, el Festival Flamenco de San Roque y el Festival Al Kalat (Cádiz), el XXXVI Festival Flamenco Castillo del Cante de Ojén (Málaga), el XVI Festival Embrujo de Luna Mora (Carratraca, Málaga), el Festival Flamenco Algurugú (Sevilla), la XXVIII Noche Flamenca de Villa de Alhaurín el Grande (Málaga), la XLII Reunión de Cante Jondo (Puebla de Cazalla, Sevilla), el XVIII Festival Flamenco de San Pedro del Pinatar (Murcia), la XII Muestra de Flamenco de Los Veranos del Corral (Granada), en la que se rodea del maestro Rafael Riqueni a la guitarra… Y sigue su espíritu inquieto explorando nuevos escenarios: en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, en el ciclo Ellas Crean, para conmemorar el Día Internacional de la Mujer; en el VI Ciclo Flamenco y Poesía de Málaga, o en la I Velada de Flamenco y Toros, en la que canta junto a su padre y Manuel Lombo, en el Coliseo Atarfe de Granada, en una noche en la que salen a hombros El Juli, El Fandi y Domingo López Chaves. En el mismo 2010 también viaja a Francia, para ofrecer un recital de corte clásico en el Instituto Cervantes de París, y a Nueva York y Washington, donde forma parte del cartel del X Festival Flamenco junto con la Orquesta Chekara.
Sin embargo, la cumbre de su trabajo, de su talento y de su madurez estaba por llegar. Fue el día 2 de octubre de 2010. Marina Heredia actuaba en el Teatro Lope de Vega, dentro de la XVI Bienal de flamenco de Sevilla, la cumbre flamenca por excelencia. En un marco tan difícil y exigente, Marina Heredia “se cuajó para los restos”. La crítica se deshizo en elogios y la elevaron definitivamente a “primera figura de cartel”:
«Marina Heredia salió anoche a hombros de Sevilla y a partir de ahora hay que ponerla en grande en los carteles. Esa cantaora ha acabado con el cuadro. Ea. Otra figura que cuaja. Y el que venga detrás, que arree».
Alberto García Reyes.ABC Sevilla
«Marina es sinónimo de flamenco de rango superior. Su modo de actuar es sin artificio, y a la virtud de la veracidad une la de la sinceridad y el darse a conocer como portadora de una identidad que le distingue».
Manuel Martín Martín.El Mundo
«La consagración como primera figura de la granadina Marina Heredia, que en una actuación histórica ofreció un cante por seguiriyas para enmarcar».
Alberto García Reyes.ABC Sevilla
Con sólo treinta años, Marina Heredia se nos presenta como una cantaora madura, con una vida, no curtida por las viejas duquelas de entonces, pero sí acostumbrada a las inquietudes presentes que arroja con hondo quejío. Marina ha crecido. Marina ha madurado. Marina Heredia se ha convertido, en definitiva, en uno de los quejíos más flamencos que se puede escuchar hoy día, un quejío entre el hoy y el ayer.
En 2011, la Crítica Nacional de Flamenco le otorga a Marina, su tercer trabajo discográfico, el Premio al Mejor Disco de Cante Flamenco 2010.
Marina Heredia cante por Solea 2010
Marina Heredia cante Solea por Bulerías
Marina Heredia cante por Solea 2011
Marina Heredia cante por SEGUIRIYAS 2011
Marina Heredia cante por Alegrías de Cai
Marina Heredia con José Quevedo El Bolita Flamenco y Poesía
Marina Heredia - Gala Solidaria Flamenco por Lorca. Tangos de Graná
XVI Bienal de Flamenco de Sevilla (Marina Heredia)
Marina abrió con un pregón que a la vez es presentación y declaración de intenciones, voz de azúcar cande para melodías agridulces, el pregón lo cierra por Toná. Luego pasa a los Tangos de su Granada natal, en estos estilos la cantaora está en su salsa, en pie y mostrando su espectacular voz y planta flamenca.
Los Fandangos del albaicín tienen personalidad propia en su voz y aunque la comparación con su paisana Estrella Morente puede resultar recurrente, hay que decir que estas dos cantaoras tienen suficiente sello personal. Dos artistas de influencias similares y entorno compartido, pero diferentes en esencia.
Aparece ahora vestida de corto para demostrar conocimiento en los cantes levantinos: la Minera y la Levantica. Afinación y buen gusto en la ejecución de estos estilos que requieren de un gran control de la respiración.
El espectáculo en su totalidad tuvo un cuidadísimo diseño estético, sin grandes despliegues pero con unas luces bien pensadas y los espacios bien distribuidos. Mejor calidad que cantidad.
Con afán de demostrar se agarró a la Malagueña con todas sus fuerzas y se intentó desgarrar en la Soleá y luego en la Siguiriya aunque solo pudimos ver pequeños destellos de lo que puede llegar a dar esta cantaora.
Antonio Mairena decía que para cantar por Soleá o Siguiriyas con verdadera "jondura" hace falta tener al menos cincuenta años. Puede ser que tuviera razón y que estos cantes se deban asentar como un buen guiso casero que comes al día siguiente y sabe mejor que el día que se cocinó.
Las colaboraciones pusieron un punto de lujo en la noche tanto la de Parrita que dejó una bonita canción por Bulerías a dúo con Marina, como la de farruquito por Alegrías compuestas por el bailaor que resultaron el quizás momento álgido de la velada.
Con un homenaje a la rumba gitana de Bambino se cerró el recital, la gente agradeció una noche de dulce. Bella la cantaora, bello el escenario, buen acompañamiento y colaboraciones de calidad. Todo cuidado al detalle. Entre tanto sabor dulce y refiriéndonos a un recital con pretensiones Jondas, eché de menos el sabor de lo amargo, del dolor que transmite el cante, de las emociones milenarias. Aunque tal vez para transmitir eso haga falta tener cincuenta años, o haber pasado muchas "duquelas"...
Los Fandangos del albaicín tienen personalidad propia en su voz y aunque la comparación con su paisana Estrella Morente puede resultar recurrente, hay que decir que estas dos cantaoras tienen suficiente sello personal. Dos artistas de influencias similares y entorno compartido, pero diferentes en esencia.
Aparece ahora vestida de corto para demostrar conocimiento en los cantes levantinos: la Minera y la Levantica. Afinación y buen gusto en la ejecución de estos estilos que requieren de un gran control de la respiración.
El espectáculo en su totalidad tuvo un cuidadísimo diseño estético, sin grandes despliegues pero con unas luces bien pensadas y los espacios bien distribuidos. Mejor calidad que cantidad.
Con afán de demostrar se agarró a la Malagueña con todas sus fuerzas y se intentó desgarrar en la Soleá y luego en la Siguiriya aunque solo pudimos ver pequeños destellos de lo que puede llegar a dar esta cantaora.
Antonio Mairena decía que para cantar por Soleá o Siguiriyas con verdadera "jondura" hace falta tener al menos cincuenta años. Puede ser que tuviera razón y que estos cantes se deban asentar como un buen guiso casero que comes al día siguiente y sabe mejor que el día que se cocinó.
Las colaboraciones pusieron un punto de lujo en la noche tanto la de Parrita que dejó una bonita canción por Bulerías a dúo con Marina, como la de farruquito por Alegrías compuestas por el bailaor que resultaron el quizás momento álgido de la velada.
Con un homenaje a la rumba gitana de Bambino se cerró el recital, la gente agradeció una noche de dulce. Bella la cantaora, bello el escenario, buen acompañamiento y colaboraciones de calidad. Todo cuidado al detalle. Entre tanto sabor dulce y refiriéndonos a un recital con pretensiones Jondas, eché de menos el sabor de lo amargo, del dolor que transmite el cante, de las emociones milenarias. Aunque tal vez para transmitir eso haga falta tener cincuenta años, o haber pasado muchas "duquelas"...
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