Pedro Gonzalez Hernandez "PEDRO GONZÁLEZ HERNÁNDEZ"
FLAMENCO
Pedro Gonzalez Hernandez
"PEDRO GONZÁLEZ HERNÁNDEZ"
PEDRO GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, cantaor de flamenco payo, nació en Poyales del Hoyo (Ávila) en el año de 1911, murió en Villanueva de la Vera (Cáceres) Extremadura en agosto de 1936, fue un cantaor de flamenco, jornalero y criador de reses bravas en Extremadura, España. Fue un activo participante en los mítines que se celebraban en Extremadura en apoyo de los candidatos del Frente Popular y de la izquierda política en general durante la Segunda República. Amigo personal del alcalde de Jarandilla de la Vera, Anastasio Arroyo Gironda.
En agosto de 1936, una vez las tropas sublevadas en julio ocuparon la zona durante la Guerra Civil, y aunque las nuevas autoridades formadas por los caciques y sacerdotes habían decidido que no habría represión política, Pedro junto con Anastasio Arroyo y otros tres republicanos fueron detenidos en sus casas el 18 de agosto, dentro de las sacas y paseos que llevaron a cabo los médicos de Madrigal de la Vera y Villanueva, oligarcas apoyados por grupos privados y elementos falangistas. Fueron subidos a un camión, en teoría para trasladarlos a la cárcel de Mérida, si bien el vehículo paró en la fuente de El Pocillo, en el paraje de Aguasfrías de Villanueva y varios falangistas los fusilaron, tras obligarles a cavar su propias fosas.
Anastasio y Pedro: una cita con la historia
Familiares y amigos de dos vecinos de La Vera fusilados y enterrados en una fosa en agosto de 1936 junto a la fuente de El Pocillo, en Villanueva, intentan exhumar desde hoy sus restos En el paraje habría otros tres varones sin identificar. Tras la huellas de Anastasio Arroyo Gironda y Pedro González Hernández, fusilados en agosto de 1936, junto con otros tres varones sin identificar, en las inmediaciones de la fuente de El Pocillo, en el término de Villanueva de la Vera. Familiares y amigos de estos últimos los buscan debajo de la tierra desde primeras horas de esta mañana con el fin de recuperar sus restos mortales y darles un entierro digno, después de permanecer setenta y tres años sepultados en un prado del paraje de Aguas frías. Los hechos luctuosos se produjeron el día ocho de agosto de 1936, en medio de las matanzas que se venían practicando en las localidades de Madrigal y Villanueva de la Vera. En esa fecha fue detenido Anastasio Arroyo, alcalde socialista de Talaveruela. A continuación "fueron a buscar a Pedro a la finca donde trabajaba", según detalló ayer este diario la Asociación Nuestra Memoria de Toledo y la Sierra de Gredos. Ambos fueron trasladados a Madrigal. Los vecinos cuentan, según la citada agrupación, "que Anastasio estuvo atado a la reja de la vetana del médico hasta la caida de la tarde". Posteriormente, cuando las altas temperaturas que se registraron ese día en la zona habían descendido, los subieron a un camión junto con otros tres hombres que estaban detenidos. Cuando partieron del pueblo los guardias de asalto y los falangistas que iban al frente del convoy aseguraron que serían trasladados a Mérida. Sin embargo no habían llegado a la localidad siguiente (Villanueva de la Vera), cuando el vehículo se detuvo. Los hicieron bajar, metiéndolos en el interior de los prados allí existentes. Mientras los detenidos cavaban su propia fosa, algunos vecinos de aquel paraje, entonces muy poblado por cabreros, se acercaron al grupo, aunque antes de llegar recibieron el alto optando por abandonar el lugar ante el presagio de lo que iba a suceder. No obstante uno de los que se alejaban se escondió entre los matorrales y otro se dio la vuelta con los mulos. Al llegar a la Revuelta de la Mina oyó los disparos. "Los mataron y los malenterraron" , asegura que la asociación que rescatado esta truculenta historia. De los otros tres asesinados nada se sabe. Anastasio, de treinta y tres años, dejó un hijo de nueve años, ya fallecido, y Pedro, de veintidós, una hija de cuatro meses, que todavía vive. Biografías Anastasio Arroyo nació en Talaveruela de la Vera en 1903. Siendo muy joven emigró a Francia, trasladándose posteriormente a Madrid, donde trabajó de chófer en casa del Marqués de Esquilache. Allí conoció a Manuela, que trabajaba en el servicio de la marquesa, con la que se casaría, trasladándose a vivir a La Vera. El encontró trabajo como secretario del juzgado de Jarandilla, hasta 1934. Año en el que fue elegido alcalde de Talaveruela por el PSOE. En las elecciones de 1936, volvió a renovar el cargo. No se sabe donde nació Pedro González, sí se conoce que era hijo de jornaleros y que tenía siete hermanos. Trabajaba como vaquero de reses bravas. Anastasio y Pedro llegaron a ser grandes amigos, convirtiéndose en una pareja muy afamada en los mítines que intervenían en los pueblos de La Vera, ya que este último cantaba muy bien y entretenía a la gente con sus cantes, mientras comenzaba el acto. Ahora quizás los dos puedan tener el entierro digno que sus familiares quieren.
06/08/2009 FAUSTINO MARTIN. Pedro González Contaba con 22 años. Foto:CEDIDA Edición impresa en PDF
Familiares y amigos de dos vecinos de La Vera fusilados y enterrados en una fosa en agosto de 1936 junto a la fuente de El Pocillo, en Villanueva, intentan exhumar desde hoy sus restos En el paraje habría otros tres varones sin identificar. Tras la huellas de Anastasio Arroyo Gironda y Pedro González Hernández, fusilados en agosto de 1936, junto con otros tres varones sin identificar, en las inmediaciones de la fuente de El Pocillo, en el término de Villanueva de la Vera. Familiares y amigos de estos últimos los buscan debajo de la tierra desde primeras horas de esta mañana con el fin de recuperar sus restos mortales y darles un entierro digno, después de permanecer setenta y tres años sepultados en un prado del paraje de Aguas frías. Los hechos luctuosos se produjeron el día ocho de agosto de 1936, en medio de las matanzas que se venían practicando en las localidades de Madrigal y Villanueva de la Vera. En esa fecha fue detenido Anastasio Arroyo, alcalde socialista de Talaveruela. A continuación "fueron a buscar a Pedro a la finca donde trabajaba", según detalló ayer este diario la Asociación Nuestra Memoria de Toledo y la Sierra de Gredos. Ambos fueron trasladados a Madrigal. Los vecinos cuentan, según la citada agrupación, "que Anastasio estuvo atado a la reja de la vetana del médico hasta la caida de la tarde". Posteriormente, cuando las altas temperaturas que se registraron ese día en la zona habían descendido, los subieron a un camión junto con otros tres hombres que estaban detenidos. Cuando partieron del pueblo los guardias de asalto y los falangistas que iban al frente del convoy aseguraron que serían trasladados a Mérida. Sin embargo no habían llegado a la localidad siguiente (Villanueva de la Vera), cuando el vehículo se detuvo. Los hicieron bajar, metiéndolos en el interior de los prados allí existentes. Mientras los detenidos cavaban su propia fosa, algunos vecinos de aquel paraje, entonces muy poblado por cabreros, se acercaron al grupo, aunque antes de llegar recibieron el alto optando por abandonar el lugar ante el presagio de lo que iba a suceder. No obstante uno de los que se alejaban se escondió entre los matorrales y otro se dio la vuelta con los mulos. Al llegar a la Revuelta de la Mina oyó los disparos. "Los mataron y los malenterraron" , asegura que la asociación que rescatado esta truculenta historia. De los otros tres asesinados nada se sabe. Anastasio, de treinta y tres años, dejó un hijo de nueve años, ya fallecido, y Pedro, de veintidós, una hija de cuatro meses, que todavía vive. Biografías Anastasio Arroyo nació en Talaveruela de la Vera en 1903. Siendo muy joven emigró a Francia, trasladándose posteriormente a Madrid, donde trabajó de chófer en casa del Marqués de Esquilache. Allí conoció a Manuela, que trabajaba en el servicio de la marquesa, con la que se casaría, trasladándose a vivir a La Vera. El encontró trabajo como secretario del juzgado de Jarandilla, hasta 1934. Año en el que fue elegido alcalde de Talaveruela por el PSOE. En las elecciones de 1936, volvió a renovar el cargo. No se sabe donde nació Pedro González, sí se conoce que era hijo de jornaleros y que tenía siete hermanos. Trabajaba como vaquero de reses bravas. Anastasio y Pedro llegaron a ser grandes amigos, convirtiéndose en una pareja muy afamada en los mítines que intervenían en los pueblos de La Vera, ya que este último cantaba muy bien y entretenía a la gente con sus cantes, mientras comenzaba el acto. Ahora quizás los dos puedan tener el entierro digno que sus familiares quieren.
06/08/2009 FAUSTINO MARTIN. Pedro González Contaba con 22 años. Foto:CEDIDA Edición impresa en PDF
En busca de un alcalde del Frente Popular y su ayudante, cantante de flamencoArranca en un pueblo de Cáceres la exhumación de cinco hombres obligados a cavar su propia fosa en agosto de 1936
Hoy arranca en Villanueva de la Vera (Cáceres), la exhumación de la fosa donde se cree yacen enterrados cinco hombres fusilados en el agosto de 1936. La identidad de tres de ellos sigue siendo un misterio. Los otros dos son Anastasio Arroyo Gironda y Pedro González Hernández. Vecinos de la zona han relatado que las cinco víctimas fueron obligadas a cavar su propia fosa. Este es el relato de los hechos que han podido reconstruir la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y la Asociación Nuestra Memoria. Anastasio Arroyo Gironda tenía 33 años el día en que fue ejecutado. Había nacido en Talaveruela en 1903. Siendo muy joven emigró a Francia y alrededor de 1922 regresó a Madrid. Allí trabajó de chófer en casa del marqués de Esquilache, donde conoció a la que sería su mujer, Manuela, una asturiana que trabajaba al servicio de la marquesa. Ambos mantuvieron su noviazgo en secreto hasta que los marqueses se trasladaron a Biarritz, en 1926. Ese mismo año, Anastasio y Manuela se casaron y se fueron a vivir a La Vera. Anastasio encontró trabajo como secretario del Juzgado de Jarandilla hasta que en 1934 fue elegido alcalde de Talaveruela por el Partido Socialista. En 1936 fue reelegido por el Frente Popular. Pedro González Hernández murió asesinado a los 22 años. Nació en Poyales del Hoyo, en el seno de una familia de jornaleros, y tenía siete hermanos. Trabajaba de vaquero de reses bravas y su hija Marisol, que tenía cuatro meses cuando lo mataron, cuenta que su madre confesó haberse enamorado de él por el porte que tenía a caballo. Pedro no pertenecía a ningún partido político, pero admiraba a Anastasio. Ambos llegaron a hacerse bastante famosos en los mítines de la comarca. Anastasio pronunciaba los discursos y Pedro, que cantaba muy bien flamenco, se dedicaba a convocar al público con sus canciones. Durante aquellos años, coincidieron con el oligarca de Madrigal de la Vera, que ejercía de médico en Talaveruela y que estaba enfrentado con Anastasio, según recuerdan en el pueblo. En el verano de 1936, mientras las columnas del ejército africano marchaban hacia Madrid, relata la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, los caciques, los curas y las cuadrillas de falangistas impusieron el nuevo orden en los pueblos de la comarca. En Talaveruela, el nuevo alcalde, el cura y los falangistas acordaron que allí no habría ejecuciones ni paseos. Pero la mañana del 18 de agosto de 1936 y en medio de las matanzas que se venían practicando en Madrigal y Villanueva dirigidas por médicos de ambas localidades apoyados en cuadrillas de matachines, fueron a buscar a Anastasio a Talaveruela. Uno de los falangistas de la localidad los dirigió hasta Anastasio. Después, fueron a por Pedro. Se los llevaron a Madrigal de la Vera. La asociación ha recabado testimonios de vecinos que cuentan que Anastasio estuvo atado a la verja de la ventana de la casa del médico hasta la caída de la tarde. Después, los subieron a un camión con otros tres hombres que habían sido detenidos y dijeron que se los llevaban a la prisión de Mérida. Nunca llegaron al penal. No habían alcanzado aún el pueblo siguiente, Villanueva, cuando los falangistas les hicieron bajar del camión, junto a la fuente de El Pocillo, en el paraje de Aguasfrías, para adentrarse en el prado, fuera de la carretera. Los hicieron cavar su propia fosa, pero fueron detectados por un grupo de cabreros. Los asesinos les dieron el alto. Uno de los cabreros se escondió en unos matorrales. Otro dio la vuelta con los mulos y al llegar a la primera curva, oyeron los tiros. Los falangistas habían matado y enterrado con prisas a sus cinco víctimas. Gerardo, que vivía en un cortijo cercano y hoy tiene 82 años, recuerda que a la mañana siguiente, cuando iba a llenar un cántaro de agua a la fuente como todas las mañanas, vio un brazo que asomaba de la tierra y corrió a avisar a su abuelo. Años más tarde, en 1979, un testigo, que entonces tenía 84 años, quiso dejar por escrito ante el juzgado de paz de Valverde de la Vera, que sabía perfectamente que Pedro González Hernández había sido sacado de su casa en la madrugada del 7 al 8 de agosto de 1936, fusilado en el paraje de Aguas frías y enterrado en un prado cercano. Anastasio dejó aquella madrugada un hijo de nueve años, que ya ha muerto. Pedro tenía a Marisol, entonces un bebé de cuatro meses.
NATALIA JUNQUERA 06/08/2009. en la foto a caballo Pedro González Hernández
Hoy arranca en Villanueva de la Vera (Cáceres), la exhumación de la fosa donde se cree yacen enterrados cinco hombres fusilados en el agosto de 1936. La identidad de tres de ellos sigue siendo un misterio. Los otros dos son Anastasio Arroyo Gironda y Pedro González Hernández. Vecinos de la zona han relatado que las cinco víctimas fueron obligadas a cavar su propia fosa. Este es el relato de los hechos que han podido reconstruir la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y la Asociación Nuestra Memoria. Anastasio Arroyo Gironda tenía 33 años el día en que fue ejecutado. Había nacido en Talaveruela en 1903. Siendo muy joven emigró a Francia y alrededor de 1922 regresó a Madrid. Allí trabajó de chófer en casa del marqués de Esquilache, donde conoció a la que sería su mujer, Manuela, una asturiana que trabajaba al servicio de la marquesa. Ambos mantuvieron su noviazgo en secreto hasta que los marqueses se trasladaron a Biarritz, en 1926. Ese mismo año, Anastasio y Manuela se casaron y se fueron a vivir a La Vera. Anastasio encontró trabajo como secretario del Juzgado de Jarandilla hasta que en 1934 fue elegido alcalde de Talaveruela por el Partido Socialista. En 1936 fue reelegido por el Frente Popular. Pedro González Hernández murió asesinado a los 22 años. Nació en Poyales del Hoyo, en el seno de una familia de jornaleros, y tenía siete hermanos. Trabajaba de vaquero de reses bravas y su hija Marisol, que tenía cuatro meses cuando lo mataron, cuenta que su madre confesó haberse enamorado de él por el porte que tenía a caballo. Pedro no pertenecía a ningún partido político, pero admiraba a Anastasio. Ambos llegaron a hacerse bastante famosos en los mítines de la comarca. Anastasio pronunciaba los discursos y Pedro, que cantaba muy bien flamenco, se dedicaba a convocar al público con sus canciones. Durante aquellos años, coincidieron con el oligarca de Madrigal de la Vera, que ejercía de médico en Talaveruela y que estaba enfrentado con Anastasio, según recuerdan en el pueblo. En el verano de 1936, mientras las columnas del ejército africano marchaban hacia Madrid, relata la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, los caciques, los curas y las cuadrillas de falangistas impusieron el nuevo orden en los pueblos de la comarca. En Talaveruela, el nuevo alcalde, el cura y los falangistas acordaron que allí no habría ejecuciones ni paseos. Pero la mañana del 18 de agosto de 1936 y en medio de las matanzas que se venían practicando en Madrigal y Villanueva dirigidas por médicos de ambas localidades apoyados en cuadrillas de matachines, fueron a buscar a Anastasio a Talaveruela. Uno de los falangistas de la localidad los dirigió hasta Anastasio. Después, fueron a por Pedro. Se los llevaron a Madrigal de la Vera. La asociación ha recabado testimonios de vecinos que cuentan que Anastasio estuvo atado a la verja de la ventana de la casa del médico hasta la caída de la tarde. Después, los subieron a un camión con otros tres hombres que habían sido detenidos y dijeron que se los llevaban a la prisión de Mérida. Nunca llegaron al penal. No habían alcanzado aún el pueblo siguiente, Villanueva, cuando los falangistas les hicieron bajar del camión, junto a la fuente de El Pocillo, en el paraje de Aguasfrías, para adentrarse en el prado, fuera de la carretera. Los hicieron cavar su propia fosa, pero fueron detectados por un grupo de cabreros. Los asesinos les dieron el alto. Uno de los cabreros se escondió en unos matorrales. Otro dio la vuelta con los mulos y al llegar a la primera curva, oyeron los tiros. Los falangistas habían matado y enterrado con prisas a sus cinco víctimas. Gerardo, que vivía en un cortijo cercano y hoy tiene 82 años, recuerda que a la mañana siguiente, cuando iba a llenar un cántaro de agua a la fuente como todas las mañanas, vio un brazo que asomaba de la tierra y corrió a avisar a su abuelo. Años más tarde, en 1979, un testigo, que entonces tenía 84 años, quiso dejar por escrito ante el juzgado de paz de Valverde de la Vera, que sabía perfectamente que Pedro González Hernández había sido sacado de su casa en la madrugada del 7 al 8 de agosto de 1936, fusilado en el paraje de Aguas frías y enterrado en un prado cercano. Anastasio dejó aquella madrugada un hijo de nueve años, que ya ha muerto. Pedro tenía a Marisol, entonces un bebé de cuatro meses.
NATALIA JUNQUERA 06/08/2009. en la foto a caballo Pedro González Hernández
"Llevo 73 años esperando poder enterrar a mi padre dignamente"
La hija de Pedro González, fusilado en 1936, resalta la importancia de los trabajos de exhumación de la fosa en la yacen cinco personas.
"Llevo setenta y tres años esperando este día, con la esperanza de encontrar los restos de mi padre, Pedro González Hernández, para poder enterrarlos en un sitio digno" en el cementerio de Valverde de la Vera, "si es posible con mi madre". Ese es el deseo que confesó en la mañana de ayer Marisol González, junto al lugar donde está ubicada la fosa donde presuntamente se encuentran enterrados, su padre, Pedro González Hernández, el alcalde socialista de Talaveruela de la Vera, Anastasio Arroyo Gironda, y otras tres personas desconocidas, que presuntamente fueron pasados por las armas el día ocho de agosto de 1936, en el paraje de Aguas frías , en término municipal de Villanueva de la Vera. En este sentido aseguró que su madre "estaría muy contenta de recuperar a su marido", ya que ella no pudo hacerlo. El sol hace agujas luminosas que se columpian entre las ramas de los fresnos, que han crecido junto al brocal del pozo, en cuyas inmediaciones fueron enterrados, según asegura Gerardo Bachiller, natural de Villanueva de la Vera, que con nueve años vió "como asomaba un brazo" por encima de la tierra cuando fue a por agua. Bachiller recuerda como se asustó "y salió corriendo a contarle a su abuelo" que estaba en una finca próxima, lo que acaba de contemplar. "Desde el año 1955, no he vuelto a venir por aquí, y el terreno ha cambiado mucho. Ya no se nota donde estaba la fuente", ni la colada que era utilizada por los ganaderos de la zona para que abrevaran sus rebaños. No sabe, con exactitud, donde pueden estar sepultados, pero sí recuerda "que fueron cubiertos con un montón de piedras". La temperatura sube sin parar dejando caer un sol de justicia sobre los resecos pastizales, mientras las chicharras con sus cantos monocordes dan fé del calor que hace. A pie de obra, el arqueólogo y antropólogo forense Derek Congram dirige la excavación que realizan voluntarios y familiares de los fusilados, explicando a los periodistas sobre el terreno el método de trabajo, similar al que ha utilizado en Kosovo, Bosnia, Croacia, Costa Rica, Castilla la Mancha, Canadá y Africa. "La ubicación de este último no puedo desvelarla porque está interviniendo la Corte Penal Internacional, y el juicio comenzará en septiembre", explica. Lucio García, de la Asociación Nuestra Memoria de Toledo y la Sierra de Gredos, adelanta que "vamos a continuar abriendo más fosas en la zona", entre las que incluyó la de Las Albarizas , que hay ubicada en un barranco, en la que presuntamente están enterradas las vecinas de Villanueva Ursula Sánchez y Bernarda García. Los trabajos, que continuarán todo el fin de semana, concluyeron pasadas las dos de la tarde sin que hubiera aparecido ninguna señal del enterramiento de Aguas frías.
07/08/2009 FAUSTINO MARTIN. Trabajo de campo El arqueólogo Derek Congram remueve la tierra buscando alguna huella. Foto:TONI GUDIEL
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