Angel Sampedro Montero "ANGELILLO"
FLAMENCO
Angel Sampedro Montero
"ANGELILLO"
ÁNGEL SAMPEDRO MONTERO, cantaor payo, más conocido con el nombre artístico de ANGELILLO, nace en el popular barrio de Vallecas de Madrid el 12 Enero del año de 1908, y murió en Buenos Aires (Argentina) el 25 de Noviembre del 1973, cancionista y actor cinematográfico. En 1924, se reveló artísticamente al ganar un concurso de cante flamenco en su barrio de Vallecas, comenzando así su trayectoria profesional. Actuó primeramente en el local La Viña P, de Barcelona y en el Kursaal Imperial Madrileño. En el mismo año 1924, participa en el Concurso Copa Pavón en el Teatro Pavón de Madrid, que ganó Manuel Vallejo, y él con tal motivo alcanza gran popularidad, siendo contratado para cantar en el mismo escenario junto a El Cojo de Málaga.
Continua sus actuaciones en el Salón Variedades de Sevilla, donde permaneció durante varios meses. Al año siguiente vuelve a tomar parte en el concurso antes citado y actúa en el Teatro Romea Madrileño. A partir de ahora sus actuaciones en Madrid se suceden, destacando entre ellas junto a Pepe Marchena, Teatro Barbieri, Cine Argüelles, Teatro Pavón, Monumental Cinema, y Cinema Bilbao; en 1927 Teatro Novedades y Monumental Cinema; en 1928 Teatro Pavón en la obra La copla andaluza, y a continuación viaja a América tres meses.
Recorre España en el 1.934, en los espectáculos encabezados por él y organizados por el famoso empresario Vedrines. Estas giras las alterna con numerosas grabaciones discográficas y con la filmación de películas cinematográficas, convirtiéndose en uno do los artistas más famosos de la época; ese mismo año estrenó la obra La embriaguez de la gloria, y en 1935 En España manda el sol y La niña de los corales. Viajó a América en 1936, donde permaneció por espacio de dieciocho años. A su regreso a España, en 1954, presentó la película Suspiros de Triana. En 1956 hizo el espectáculo Romance de Juan Clavel con Marisol Reyes y La venta de los toreros en 1957, año en que volvió a América.
Angelillo, el exilio de la copla
Angelillo se llamaba Ángel San Pedro Montero (Madrid, 1908-Buenos Aires, 1973), y fue uno de los cantantes más populares de España durante los años veinte y treinta. Al terminar la guerra civil hubo de tomar el camino del exilio, de igual modo que otro de los grandes copleros de aquellos años, Miguel de Molina, que también había nacido en 1908. Angelillo había cantado en muchas ocasiones para el Ejército republicano. Huyó precipitadamente a Orán y desde allí, acompañado de Sabicas, a Argentina.Pertenecía a una familia muy humilde del Puente de Vallecas. Antes de dedicarse al cante quiso ser torero, pero se tuvo que ganar la vida como deshollinador y aprendiz de joyería. A mediados de los años veinte ganó un concurso de flamenco en Vallecas y al poco tiempo era ya una de las grandes figuras de la copla. Durante la guerra civil, sus canciones se escuchaban en los dos bandos: Milonga de Juan Simón, Cómo reluce, Radio Cuba y, sobre todo, Soy un pobre presidiario y Chiclanera. En 1954 vuelve a España para interpretar la película Suspiros de Triana y realizar diversas actuaciones. A partir de entonces, su vida transcurre entre España y Argentina. Muere en Buenos Aires, el 24 de noviembre de 1973, tras una operación de estómago. Según algunas versiones, el óbito se debió a un apagón de luz en el quirófano, que no tenía generador. Angelillo intervino en varias películas. Hasta el momento se tenía noticia de El sabor de la gloria (1932), El negro que tenía el alma blanca (1934), Currito de la Cruz (1935), La hija de Juan Simón (1935, en la que Luis Buñuel ejercía de encargado de producción), Centinela alerta (1936, de Jean Gremillon), La canción que tú cantabas (1939), Mi cielo de Andalucía (1942), Suspiros de Triana (1954) y Tremolina (1956).
Sábado, 24/11/2007. TRIBUNA: RICARDO CANTALAPIEDRA El Pais
Angelillo se llamaba Ángel San Pedro Montero (Madrid, 1908-Buenos Aires, 1973), y fue uno de los cantantes más populares de España durante los años veinte y treinta. Al terminar la guerra civil hubo de tomar el camino del exilio, de igual modo que otro de los grandes copleros de aquellos años, Miguel de Molina, que también había nacido en 1908. Angelillo había cantado en muchas ocasiones para el Ejército republicano. Huyó precipitadamente a Orán y desde allí, acompañado de Sabicas, a Argentina.Pertenecía a una familia muy humilde del Puente de Vallecas. Antes de dedicarse al cante quiso ser torero, pero se tuvo que ganar la vida como deshollinador y aprendiz de joyería. A mediados de los años veinte ganó un concurso de flamenco en Vallecas y al poco tiempo era ya una de las grandes figuras de la copla. Durante la guerra civil, sus canciones se escuchaban en los dos bandos: Milonga de Juan Simón, Cómo reluce, Radio Cuba y, sobre todo, Soy un pobre presidiario y Chiclanera. En 1954 vuelve a España para interpretar la película Suspiros de Triana y realizar diversas actuaciones. A partir de entonces, su vida transcurre entre España y Argentina. Muere en Buenos Aires, el 24 de noviembre de 1973, tras una operación de estómago. Según algunas versiones, el óbito se debió a un apagón de luz en el quirófano, que no tenía generador. Angelillo intervino en varias películas. Hasta el momento se tenía noticia de El sabor de la gloria (1932), El negro que tenía el alma blanca (1934), Currito de la Cruz (1935), La hija de Juan Simón (1935, en la que Luis Buñuel ejercía de encargado de producción), Centinela alerta (1936, de Jean Gremillon), La canción que tú cantabas (1939), Mi cielo de Andalucía (1942), Suspiros de Triana (1954) y Tremolina (1956).
Sábado, 24/11/2007. TRIBUNA: RICARDO CANTALAPIEDRA El Pais
Angelillo, flamenco y República
El día 12 se cumplieron 100 años del nacimiento del cantaor, motivo por el que la Filmoteca Nacional le dedica un ciclo El cantaor madrileño, en su última etapa artística. El cantaor Angelillo (Ángel Sampedro Montero, Madrid, 12/1/1908-Buenos Aires, 25/11/1973) pertenece a una tradición de línea clara de este arte hasta hace poco denostada en los medios flamencológicos. La reivindicación de Marchena, Valderrama, Chacón y el Pinto pronto afectará también a este cantaor madrileño. Éste es uno de los principales obstáculos para su reivindicación actual, su nacimiento vallecano de padre gallego. También su optimismo. La obra de Angelillo, en especial la de antes de la guerra civil, lo más perdurable de su legado, transmite alegría vital. Dice Valderrama que no se fue por razones políticas, sino para no ser molestado por el nuevo régimen. La cuestión es a qué llamamos política. El de Torredelcampo dice que corría el riesgo de ser llamado a filas por el régimen franquista, con lo que ello suponía de parón para su carrera. Pero lo cierto es que el nivel de popularidad obtenido en los primeros 30 no se volvería a repetir, ni en España ni en su tierra de adopción, Argentina. Así que desde los años 40 compartía su dedicación artística con su regencia de un negocio de venta de automóviles. Dice Valderrama, asumiento una consigna del nuevo antiguo régimen, que, puesto que no tenía delitos de sangre, nada tenía que temer. Pero, ciertamente, otros por menos sufrieron represión. Y Angelillo, como otros intérpretes flamencos, se había señalado por su republicanismo. En especial por su vínculo con la productora cinematográfica Filmófono. Lo cuenta de esta manera el historiador de cine Julio Pérez Perucha: "En el otoño de 1935 la empresa distribuidora y exhibidora Filmófono acometió un vasto plan de producciones baratas (que pronto sería truncado por la sublevación franquista) cuya deliberada comercialidad no debía estar reñida con la búsqueda de unos materiales populares tratados con la dignidad y respeto que merecía el público a quien iba fundamentalmente designada la operación, y que no era otro que el constituía la base social de la II República, y si el fundamento de tal maniobra era aquella comercialidad, la columna vertebral del proyecto era una relectura moderna y progresista de ciertos temas tradicionales de la cultura popular española. Dos hombres impulsaron tal iniciativa: Ricardo María de Urgoiti y Luis Buñuel". Los dos filmes que hizo el cantaor con Filmófono son el principal vínculo político de Angelillo, que propició su exilio más o menos voluntario. Primero, por unos meses, a Orán, y luego de forma definitiva a Buenos Aires. Volvió en alguna ocasión, gracias a su amistad con Juan Valderrama. Reverdeció laureles con canciones andaluzas como Dos cruces o Camino verde. Pero, lógicamente, como este país, ya no fue el mismo. Murió en el transcurso de una operación de úlcera de estómago, en Argentina, por un fallo en el suministro eléctrico. Angelillo lo cantó todo, y todo bien. No sólo fandangos y granaínas al estilo de Vallejo (otro cantaor vinculado a los valores republicanos), también mirabrás y caracoles, con los que obtuvo gran éxito en 1928. Por cierto que algunos biógrafos de Chacón han querido desmerecer el éxito de nuestro cantaor diciendo que es un sinsentido que el público jaleara los caracoles de Angelillo y se desentendiera de su creador, Chacón. Una cosa no quita la otra sino que el cainismo parece la más extendida afección de nuestro arte flamenco. También cantó y grabó con éxito soleares, seguiriyas, malagueñas, tarantas, mineras, murcianas, saetas, verdiales, etc. Y, por supesto, toda la gama de cantes americanos. Con las guitarras de Ramón Montoya, Sabicas, Luis Yance, Miguel Borrull, Manolo de Badajoz, Patena, Habichuela, Antonio Molina y Niño Posadas. Y con orquesta. No sólo pasodobles y canción andaluza. Incluso flamenco orquestal: algunos dicen que fue el primero en cantar flamenco con acompañamiento armónico de orquesta. En este sentido sus colombianas y sus fandangos son ejemplos paradigmáticos de lo que ahora se llama experimentación y mestizaje musical, y entonces se hizo con toda naturalidad.
Juan Vergillos | Actualizado 16.01.2008
El día 12 se cumplieron 100 años del nacimiento del cantaor, motivo por el que la Filmoteca Nacional le dedica un ciclo El cantaor madrileño, en su última etapa artística. El cantaor Angelillo (Ángel Sampedro Montero, Madrid, 12/1/1908-Buenos Aires, 25/11/1973) pertenece a una tradición de línea clara de este arte hasta hace poco denostada en los medios flamencológicos. La reivindicación de Marchena, Valderrama, Chacón y el Pinto pronto afectará también a este cantaor madrileño. Éste es uno de los principales obstáculos para su reivindicación actual, su nacimiento vallecano de padre gallego. También su optimismo. La obra de Angelillo, en especial la de antes de la guerra civil, lo más perdurable de su legado, transmite alegría vital. Dice Valderrama que no se fue por razones políticas, sino para no ser molestado por el nuevo régimen. La cuestión es a qué llamamos política. El de Torredelcampo dice que corría el riesgo de ser llamado a filas por el régimen franquista, con lo que ello suponía de parón para su carrera. Pero lo cierto es que el nivel de popularidad obtenido en los primeros 30 no se volvería a repetir, ni en España ni en su tierra de adopción, Argentina. Así que desde los años 40 compartía su dedicación artística con su regencia de un negocio de venta de automóviles. Dice Valderrama, asumiento una consigna del nuevo antiguo régimen, que, puesto que no tenía delitos de sangre, nada tenía que temer. Pero, ciertamente, otros por menos sufrieron represión. Y Angelillo, como otros intérpretes flamencos, se había señalado por su republicanismo. En especial por su vínculo con la productora cinematográfica Filmófono. Lo cuenta de esta manera el historiador de cine Julio Pérez Perucha: "En el otoño de 1935 la empresa distribuidora y exhibidora Filmófono acometió un vasto plan de producciones baratas (que pronto sería truncado por la sublevación franquista) cuya deliberada comercialidad no debía estar reñida con la búsqueda de unos materiales populares tratados con la dignidad y respeto que merecía el público a quien iba fundamentalmente designada la operación, y que no era otro que el constituía la base social de la II República, y si el fundamento de tal maniobra era aquella comercialidad, la columna vertebral del proyecto era una relectura moderna y progresista de ciertos temas tradicionales de la cultura popular española. Dos hombres impulsaron tal iniciativa: Ricardo María de Urgoiti y Luis Buñuel". Los dos filmes que hizo el cantaor con Filmófono son el principal vínculo político de Angelillo, que propició su exilio más o menos voluntario. Primero, por unos meses, a Orán, y luego de forma definitiva a Buenos Aires. Volvió en alguna ocasión, gracias a su amistad con Juan Valderrama. Reverdeció laureles con canciones andaluzas como Dos cruces o Camino verde. Pero, lógicamente, como este país, ya no fue el mismo. Murió en el transcurso de una operación de úlcera de estómago, en Argentina, por un fallo en el suministro eléctrico. Angelillo lo cantó todo, y todo bien. No sólo fandangos y granaínas al estilo de Vallejo (otro cantaor vinculado a los valores republicanos), también mirabrás y caracoles, con los que obtuvo gran éxito en 1928. Por cierto que algunos biógrafos de Chacón han querido desmerecer el éxito de nuestro cantaor diciendo que es un sinsentido que el público jaleara los caracoles de Angelillo y se desentendiera de su creador, Chacón. Una cosa no quita la otra sino que el cainismo parece la más extendida afección de nuestro arte flamenco. También cantó y grabó con éxito soleares, seguiriyas, malagueñas, tarantas, mineras, murcianas, saetas, verdiales, etc. Y, por supesto, toda la gama de cantes americanos. Con las guitarras de Ramón Montoya, Sabicas, Luis Yance, Miguel Borrull, Manolo de Badajoz, Patena, Habichuela, Antonio Molina y Niño Posadas. Y con orquesta. No sólo pasodobles y canción andaluza. Incluso flamenco orquestal: algunos dicen que fue el primero en cantar flamenco con acompañamiento armónico de orquesta. En este sentido sus colombianas y sus fandangos son ejemplos paradigmáticos de lo que ahora se llama experimentación y mestizaje musical, y entonces se hizo con toda naturalidad.
Juan Vergillos | Actualizado 16.01.2008
Etiquetas: Angel Sampedro Montero ANGELILLO
1 comentarios:
COMO LA DE LIZ FRASER, COMO LA DE DAVID SYLVIAN. . . LA VOZ DE ANGELILLO SE ALZA COMO UN SIMBOLO DE FE, EN ESTE VALLE DE CONFUSION Y DE DESTRUCCION POR EL QUE ATRAVIESA LA HUMANIDAD.
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