LOS PALOS La siguiriya (II)
LOS PALOS
La siguiriya (II)
La siguiriya es uno de los palos más exigentes con el cantaor |
“Argún dia por verte
dinero yo daba
(compañerita), ahora por no verte
güervo yo la cara".
Y continúa Blas Vega, siguiendo al profesor García Matos: "Por otro lado, como sugiere García Matos, ante la semejanza de la siguiriya de 1820 con la endecha, y teniendo en cuenta que ésta se acostumbraba a cantar en los entierros por las plañideras, debe preguntarse lo siguiente: ¿Sería lógico presumir que las seguiriyas primigenias entroncasen con los cantes de plañideras, si tenemos en cuenta que la muerte es el tema principal de las coplas de siguiriyas?".
Las coplas de la siguiriya son estrofas de cuatro versos, de seis sílabas el primero, segundo y cuarto y el tercero es un endecasílabo dividido en dos emistiquios de cinco y seis sílabas:
“Cuando yo me muera
mira que te encargo:
que con la cinta de tu pelo negro
me amarres las manos.”
También hay seguiriyas de tres versos, un endecasílabo entre dos hexasílabos. Al cantarse se repite el primero de los versos o se le antepone otro postizo:
“Carita de rosa
¿quién te ha pegao, quien te ha pegaito
que estás tan llorosa?”
Musicalmente la siguiriya se desenvuelve en ritmo libre, siendo la guitarra la que marca el compás, lo que motiva un contrapunto rítmico entre la forma de cantar y la de acompañar. El cante se inicia con un temple largo y afligido (¿plañidero?) que da paso a cada uno de los tercios. Cada uno de estos tercios presenta en cada variante una nueva estructura melódica, que es la que define la diferencia entre los distintos "estilos" de siguiriya. Los tercios suelen tener el siguiente esquema melódico: 1º y 2º redoblaos, 3º culminación, 4º corto. Julián Pemartin lo describe así: "Con música de compás muy libre y toque muy difícil, pero bellísimo y solemne, en el que parece resonar campanas que doblan, la siguiriya comienza con un quejío muy profundo y lastimero, para entrar en los primeros tercios, alguno de ellos redoblaos, culminar en el tercero, largo de métrica y música, y caer casi verticalmente en el cuarto, otra vez corto."
Se ha dicho que "la siguiriya, propiamente, no existe. Sólo existen "siguiriyas" y una no lo es más que otra, aunque algunas sean más trascendentales e importantes" (Molina y Mairena). El propio Ricardo Molina, narrando el diálogo que tuvo con un cantaor, centra muy claramente la idea: "Recuerdo al efecto una conversación con un joven y superdotado cantaor que me dijo iba a impresionar unas siguiriyas.
—¿Cuales vas a cantar ? —le pregunté.
La que dice:
“Llamarme al meico
llamarme al doctor
que me arrancan las alas de mi cuerpo
de mi corazón.”
—Bueno, pero esa es la letra. Lo que yo te pregunto es por qué estilo las cantarás.
—¿Que por qué estilo? ¡Pues por siguiriyas!.....
Mi amigo no tenía ni idea de la siguiriya. Nadie puede cantar la siguiriya como se canta la "caña". Ha de cantarse tal o cual modalidad. Por ejemplo: siguiriyas al estilo de Paco la Luz, de Curro Dulce o de Joaquín la Cherna, por citar las más difundidas".
Se considera a la siguiriya uno de los estilos más importantes del cante jondo. Palo difícil. Su interpretación exige grandes facultades en el cantaor, conocimiento profundo de este cante y poner el alma en su ejecución. Manuel Machado dijo que la siguiriya era "el quinto extracto de un poema dramático". En efecto, se trata de un cante trágico, dolorido, que expresa la desgracia humana en toda su extensión. Para Gonzalez Climent "las siguiriyas, intolerantes, intransigentes, fanáticas, son lo que rebasa el sino mismo. Es la rebelión del albedrío humano, expuesta con la quejumbrosidad extrema del jipío que nace ante una situación límite. No hay nada, desde el punto de vista de la filosofía flamenca, más allá de las siguiriyas". En la siguiriya el cantaor vacía todos sus sentimientos y nadie que escuche una seguiriya hecha con hondura queda indiferente.
-Horizonte Flamenco-
Etiquetas: LOS PALOS La siguiriya (II)
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio