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El género flamenco tradicional tiene unas determinadas estructuras formales, que son las que han permitido que cantaores, guitarristas y bailaores puedan entenderse sin un ensayo previo. Al igual que ocurre con el jazz, debido a la codificación de los elementos que forman el corpus expresivo de la música flamenca, tocar por bulerías, una vez acordada la tonalidad (al 2 por medio, a 14 por arriba...) entre guitarrista, cantaor y bailaor hay códigos expresivos de sobra para hacer realidad el fenómeno. El arte musical flamenco se basa en una serie de patrones melódicos (cante), armónicos (guitarra), rítmicos y métricos, además de una versificación concreta para las letras sobre las que se interpreta.
Cada estilo se diferencia del otro según la combinación de dichos patrones. El guitarrista que acompaña el baile o el cante conoce, no sólo la música que corresponde, sino que sabe también dónde debe acelerar el tiempo, dónde retardarlo, dónde rematarlo, intuye la dinámica que impone una estética musical concreta como es la flamenca. Aunque en la actualidad se tiende a preparar cada cante, toque o baile particular, lo que obliga al ensayo previo, el flamenco tradicional al día de hoy sigue manteniendo su norma.
Algunos de los elementos formales propios del flamenco:
- Tercio, verso o letra de un cante que tiene una entidad musical determinada. Así en la soleá el primer tercio es la primera letra y en una malagueña el primer tercio corresponde al primer verso melódico.
- Letra de cambio o macho es con la que remata un cante.
- Antífona que usan la caña y el polo, una sucesión de ayeos característicos.
- Variaciones en la guitarra, secuencias propias de cada estilo que se interpretan para preparar el cante.
- Falseta, pieza compuesta para la guitarra interpretada entre las diferentes letras de un cante.
- Y también son elementos formales la salida, llamada, escobilla o el desplante, diferentes momentos de un baile flamenco.
Si nos centramos en el cante, el modelo habitualmente usado es el siguiente:
- Introducción de guitarra.
- Salida. El cantaor templa la voz, se afianza en la tonalidad y en el tempo que marca la guitarra, y entona los ayeos propios de cada estilo, o las tarabillas como tirititrán, lerele, ay ay. Este es el elemento primitivo, el quejío, el lamento. Y de ahí surge el modo y tonalidad características del flamenco, sobre una armonía propia que llamamos cadencia andaluza (ver más adelante). El enharmonismo al que se refería Manuel de Falla, propio del cante flamenco, con sus cuartos de tono y "notas azules" que no se dejan plasmar en el pentagrama, y es en la salida del cante donde aparece en su forma esencial.
- Cante de preparación. Como su nombre indica es el primer tercio o el primer cante sin gran dificultad interpretativa, aunque por supuesto de idéntica expresividad que el resto del cante.
- Cante valiente. Ahora el cantaor afronta cantes de mayor elaboración melódica, aunque en general con un sentido similar al del primer cante. Es el tercio de las tesituras altas y de los versos ligados, aquello que se hace sin tomar aire entre uno y otro, completando de un tirón toda una frase melódica. En este tercio un buen cantaor demuestra su poderío e intenta transmitirlo justificando de lo que es capaz.
- Remate. Último tercio que, clásicamente, se basa en acelerar el tiempo y cambiar el tono modal por el tonal, mayor. En muchos cantes este remate se conoce como macho o cambio, con un claro sentido musical de conclusión.
Por supuesto, todo esto es una aproximación a lo que es un esquema formal clásico. No obstante las posibilidades son muy grandes y, por ejemplo, en un cante por soleá asistimos a la interpretación de una tanda de varios cantes con un cierre final. Por seguiriyas es habitual rematar el cante con un tercio valiente, o en las malagueñas, granaínas, tarantas y otros derivados del fandango, lo normal es hacer una salida y uno o dos cantes, o tres y cuatro. En el caso de las bulerías, debido a su natural carácter libérrimo, el orden y ese tipo de códigos no va con ellas. Pero la sabiduría flamenca mantiene una estructura que pasa por un temple, un calentar la voz, antes de meterse en jonduras. Algunos compositores actuales prescinden del lógico esquema y obligan a cantaores/as a salir ya en el tono más alto que puedan alcanzar, con el consecuente daño en las cuerdas vocales.
La función de la guitarra es introducir la tonalidad y tempo, realizar las convenientes contestaciones al cantaor, variaciones entre los diferentes cantes y la inclusión de alguna falseta a modo de interludio. Falsetas y variaciones demasiado largas puede ser nocivo para la inspiración del cantaor y tener nefastas consecuencias en el resultado final.
-Flamenco de la A a la Z-
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