sábado, 9 de junio de 2012

PURO Y JONDO - FAMILIA SORDERA-SORDERITA-



FLAMENCO
Los Sordera


En el corazón del barrio de Santiago nace la familia de los Sordera. Son descendientes directos de Paco de la Luz, un seguiriyero que por desgracia para el flamenco no dejó grabado nada. Tan sólo su hija, La Serrana, dejó algunas grabaciones, compartidas nada menos que con Manuel Torre. En el árbol genealógico también encontramos a La Sordita -que fue bailaora-, El Sordo la Luz y El Niño Gloria. De esta reminiscencia, la familia Soto Monge fue gestando una saga de cantaores cuyo máximo exponente ha sido Manuel Soto Monje ‘Sordera’.

Enrique Soto Junquera y Francisca Monje Carrasco tuvieron ocho hijos, cuatro hombres y cuatro mujeres: Juan, Francisco, Luisa, Enrique, Manuel, Eduarda, María y Salvadora. Aunque nunca se dedicó profesionalmente al cante, Enrique Soto Junquera enseñó a sus hijos los secretos del mismo. Le explicaba de quién y de dónde provenían los cantes. Todos trabajaban en el campo. Después de una jornada intensa, y tras haber repuesto sus estómagos, la familia Soto Monge se llevaba hasta altas horas de la madrugada encomendándose a los duendes en esas noches de gañanías que tanto le deben al flamenco. El propio Sernita trabajaba con ellos en Montecorto, una de las fincas de los Domecq. Allí mismo se montaba la fiesta. Si acudía José Vargas ‘El Chozas’, la juerga estaba garantizada. Muchos han intentado calcar el sello de esta familia, pero les ha sido imposible. Su cante era único.

De los ocho hijos de Enrique y Francisca, tan sólo Manuel Soto Monje ‘Sordera se dedicó profesionalmente al cante. El apodo de ‘Sordera’ se lo puso el bailaor Tío Parrilla ‘El Viejo’ porque decía que era un poquito sordo. Aunque quien era realmente sordo era su abuelo. El apodo viene más bien de familia.

Cuando regresó del servicio militar, empezó a ir a la venta Maribal y a la Rosaleda, donde iban todos los artistas a buscarse la vida. Un día, su hermano Enrique tenía que ir a Madrid por cuestiones de trabajo. Habló con sus jefes y mandó a su hermano Manuel en su lugar. De Santiago a la plaza Santa Ana de Madrid, concretamente, a Villa Rosa. En esa época estaban allí todos los artistas, entre ellos José Cepero, el poeta del cante, y Chaleco.




Que llores por mi querer...
Allí pudo Sordera mostrar su cante. Fue entonces cuando comenzó la carrera artística de este cantaor jerezano. Estuvo en el cortijo Guajiro de Sevilla con Farruco, Paco Toronjo, Chocolate... En esa época ganaba ya cincuenta duros diarios. Manuel tenía una voz dulce, sana y muy flamenca. Los cantes con los que se encontraba más a gusto eran la bulería ‘pa escuchar’, la bulería para bailar y el fandango. Él fue uno de los primeros que grabó los fandangos de El Gloria y los divulgó:


Que llores por mi querer

te tiene que llegar el día

que llores por mi querer
con un llanto tan profundo
que tengas tú que aborrecer
a quién tú quieras más en el mundo

Dijo mi madre al morir

reza por mí todos los días

y un día se me olvidó
y fue la tarde que te vi
pero Dios me perdonó

Pero en esa época Sordera aprendió a cantar todos los palos, apoyado por su trabajo como cantaor para el baile. Después de su periplo por tierras hispalenses se trasladó de nuevo a Madrid. Cantaba en una sala de fiestas llamada Pasapoga, de donde pasó a los tablaos El Duende, Los Canasteros (la sala de Caracol)... En Madrid estuvo más de veinte años. Allí se criaron sus hijos. Cuando regresó a Jerez ya había dejado su saga propagada por la capital de España.




Tío Enrique Sordera, Enrique Soto, Vicente Soto, José Soto “Sorderita” y Manuel Soto “El Bo” 


FAMILIA SORDERA-SORDERITA-PURO Y JONDO

                                              

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