José Cortés Jiménez "PANSEQUITO"
José Cortés Jiménez
"PANSEQUITO"
José Cortés Jiménez, Pansequito, nace en La Línea de la Concepción en 1946 y vive desde niño en El Puerto de Santa María, donde se inicia muy joven en el cante flamenco, pasando a actuar en los tablaos de Málaga, donde le conoció Manolo Caracol que le oyó cantar cuando tenía quince años y lo contrató para su tablao madrileño Los Canasteros, en 1963, en el que permaneció durante varios años, para pasar posteriormente al tablao Torres Bermejas. Con el ballet flamenco de Antonio Gades cantó en Inglaterra, Hungría, Yugoslavia y Grecia.
En 1971 volvió a Málaga, para cantar en La Taberna Gitana, local donde actuó con frecuencia. Y en 1973 figuró en el elenco del tablao Los Gallos de Sevilla. Al año siguiente, en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, se le otorgó un premio especial con la denominación de Premio a la creatividad, que no se ha vuelto a conceder, por sonar distinto y traer un aire renovador al flamenco. La distinción que se le otorgó cuando entonces fue polémica, pero él ha demostrado con creces que la tenía bien merecida. La Peña Flamenca El Taranto de Almería, en 1985, le concedió el premio Lucas López. Y ese mismo año participó en los festivales de la II Cumbre Flamenca de Madrid. En 1986 trabajó en el tablao La Venta del Gato de Madrid. Y desde entonces sigue siendo uno de los cantaores más solicitados en los principales eventos flamencos de España y el extranjero.
En sus actuaciones en la Bienal de Flamenco de Sevilla ha sentado plaza de maestro indiscutible. Considerado uno de los intérpretes más personales del momento, cuenta con una amplia discografía. Y, aunque él a veces lo niega, pertenece a la estética de los caracoleros que perpetúan con su voz y su forma de hacer el magisterio del gran maestro sevillano. Pansequito canta por soleá desde su concepción de este estilo, que lleva implícito un cierto sentido barroco del cante que es marchamo de la casa; mas el compás natural no lo pierde, sino que lo adapta a su personal manera de hacer el cante. “No cabe duda que con este personalismo –escribió César Muriel- ha creado una soleá nueva, con unos valores estéticos distintos y unos matices musicales diferentes. Una soleá que gustará o no, pero que la interpreta siempre. Porque existe un público que se la aplaude y porque tiene conciencia de que es la suya, su soleá”.
Uno de los grandes del cante gaditano actual, Pansequito sabe del compás y su voz gorda se pasea admirablemente por los ecos jondos: una garganta doliente que se pone en pie para cantar a la fiesta, como esas cantiñas que son bandera y enganche, que ahora son fuente principal de su repertorio, y en las que vuela por los tercios hasta caer en la medida exacta que marca la guitarra. Pansequito es un cantaor de los que aportan facetas personales al cante y tiene una voz singular, muy flamenca, única e inconfundible. Es cantaor que conoce todos los estilos, aunque los que no faltan nunca en sus actuaciones son las alegrías, las soleares y las bulerías; pero canta muy bien por seguiriyas, tientos, tangos, tarantos y fandangos.
En las soleares y las bulerías lo consideramos un creador, ya que las hace distintas a todos los demás, con tercios extensos y ligados, que a veces semejan una especie de melodía monótona que, sin embargo, no resta belleza y grandeza al cante. Sus coplas, que llevan un cierto hilo argumental, cuentan historias que suelen tener un cierto fondo melodramático. -Ateneo de Córdoba-
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