Manuel Salamanca Jiménez "PLATERO"

FLAMENCO

Manuel Salamanca Jiménez

"PLATERO"

MANUEL SALAMANCA JIMÉNEZ, cantaor payo, conocido con el nombre artístico del PLATERO, porque tenía un pequeño taller de platería. Nació en Granada el 15 de febrero de 1904, y murió en Granada en el año de 1987.   No pudo asistir al Concurso de Cante Jondo de 1022, porque no tuvo el dinero que costaba la más barata entrada, después llegó a poseer, quizás la mejor colección de discos antiguos que se conserva en Andalucía. Platero de lo más fino, tenía también el corazón como una joya bien labrada. Y en él se engarzan los puros cantes oídos a los viejos maestros. De niño se sentaba en el bordillo de una acera para extasiarse con las voces que lanzaba el gramófono de la taberna de "Juanico el de Jaén". Ppasados los años 70, canturreaba la policaña para transmitirla a los jóvenes. Él vivió siempre en la actividad flamenca, y en sus últimos años, aureloado de nostalgias y recuerdos tristes. Cuando todos hablan de D. Antonio Chacón de las noches triunfales, él, con un tinte de amargura, recuerdaba también su impresión del maestro derrotado en su vejez, cuando poco antes de morir, un sábado en la plaza de Toros Vieja de Granada se mofó la multitud, siempre voluble, del insigne cantaor, porque no pudo dar el saber y efectismo acostumbrado a los alegres caracoles.

Manuel Salamanca hacía cantes de Málaga y Granada. En su pequeño taller de platería de tres mesas, en la calle de San Matias, se reunían después de la faena un reducido grupo de amigos para admirar, disco tras disco, en el gramófono, las interpretaciones y los estilos, mientras corría de mano en mano el porrón y se consumía bacalao frito llegado de un bodegón cercano. El duende de la reunión, la sabiduría jonda de los congregados, fue trascendiendo en la población y la íntima peña "La Platería" aumentó su clientela deseosa de escuchar cante tan distinto al que se mostraba en los festivales comerciales. Todo el que sentía la llamada de lo jondo pasó por el tallercito. Desde el jornalero ensinismado ante las letras doloridas, hasta personalidades de tanto sabor en el arte como Pilar López y Ataulfo Argenta. Éste llegó una noche bien tarde, después de dirigir un concierto en el Palacio de Carlos V. Vestía aún de frac, y pronto encontró acomodo entre los flamencos, alternando en el porrón y comiendo sin etiqueta las tajadas de bacalao frito. Fernando Lastra, el médico amigo del malogrado doctor árabe Fadil Benyaich, cogió la guitarra y cantó en honor del célebre director de orquesta la "baladilla de los tres ríos", de Federico García Lorca, con la música que él mismo había compuesto. Argenta emocionado, no pudo ocultar las lágrimas. Cuando llegó la madrugada, con los dedos llenos de aceite, preguntó donde podía limpiarse, le señalaron el lugar, y exclamó sorprendido: ¿como puedo lavarme en un sombrero?. Y es que no conocía la tradición de los plateros de encuagarse después del trabajo sobre un viejo chapeo de fieltro, para recuperar las partículas de oro, casi invisibles, que se le retienen entre los dedos. Pilar López cogióm la pluma y escribió en el libro-homenaje que la peña le dedicó a su fundador: "Que gusto encontrar una gente con tanto paladar".

-El arte de vivir el flamenco-

Manuel Salamanca, sin embargo no subía los últimos años de su vida al Carmen de La Platería, en la cuesta de Toqueros. El entendía que el flamenco tiene su raíz en la más pura intimidad, y un grupo de amigos entrañables fundaron "La Tertulia Manuel Salamanca", que en su local propio durante algunos añossiguió cultivado el cante con el estilo más exigente. Y sólo los cabales, con bacalao y aceitunas y vino en porrón, como en los tiempos iniciales eran los privilegiados para comunicarse la emoción de sus cantes. La Peña y Tertulia tuvieron excelentes relaciones, mientras duró esta última, y fueron dos facetas distintas de interpretar el fenómeno jondo.Manuel Salamanca Jiménez, Platero 1º fundador de la Peña La Platería de Granada,