Antonio Fernández de los Santos "ANTONIO EL CHAQUETA"
Antonio Fernández de los Santos
"ANTONIO EL CHAQUETA"
Hasta hace muy pocos años Antonio el Chaqueta era un artista conocido sólo entre los propios profesionales del flamenco y los muy aficionados al cante. Hace una década apareció un magnífico libro de Ramón Soler Díaz, editado con motivo del Congreso Internacional de Flamenco, que se celebró en Algeciras (Cádiz), donde se analiza con rigor y abundante información lo que fue su vida personal y artística. Una vida bastante agitada en las dos facetas, por cierto, la de este fenómeno del ritmo y del buen cante jondo. Estamos refiriéndonos a un cantaor de una gran personalidad y sello propio, que si no llegó a estar más considerado en su tiempo fue por sus escasas pretensiones en lo artístico. Y por sus rarezas, como les pasó a otros de su generación. El Chaqueta era un hombre de una personalidad muy peculiar y prefirió acomodarse en lo seguro, que eran las fiestas y los tablaos, en vez de hacer como Antonio Mairena, por poner un ejemplo, que sin ser un cantaor con la voz agradable para el gran público, se hizo el amo del cante llevándolo a su terreno, al terreno de los cabales, de los intelectuales y de los políticos, aprovechando la revalorización de lo clásico que comenzó a resurgir en los años 60 del pasado siglo, época del movimiento mairenista.
Nació Antonio Fernández de los Santos, El Chaqueta, en La Línea de la Concepción (Cádiz) el día 10 de mayo de 1918 y en el seno de una familia gitana de cierta tradición flamenca. Fue hijo de José Fernández Vargas, El Mono, que era malagueño, y de Tomasa de los Santos Moreno, del Barrio de San Miguel de Jerez. Se crió, pues, El Chaqueta en un ambiente familiar propicio para hacerse cantaor, algo que sin duda facilita las cosas a la hora de querer dedicarse al arte jondo. Tanto su padre como su madre cantaban muy bien. Y su hermano, aunque sólo de madre, Tomás el Chaqueta, era un bailaor extraordinario. Fue él precisamente quien lo empezó a meter en los ambientes flamencos de Sevilla, donde tuvo la oportunidad de aprender de cantaores como Tomás Pavón, Juan Mojama, La Moreno y otros muchos. Pero siendo sólo un chquillo había cantado incluso con el Niño de Cabra y el Cojo de Málaga, que era pariente suyo por parte de su padre, cuando era conocido por el sobrenombre de Antoñito el Mono. Después tomaría el apodo de su hermano y pasó a ser conocido por el de Antonio el Chaqueta.
Grabó sus primeros cantes en 1950 con la casa Columbia, que en seguida le dieron una gran popularidad por su sentido de la comercialidad al cantar por bulerías canciones y boleros de moda, algo que ya habían hecho antes la Niña de los Peines y Manuel Vallejo, entre otros. Pero él tenía una voz muy peculiar y dio en el centro de la diana con sus singulares aportaciones. En 1954 participó en la Antología del Cante Flamenco de Hispavox, grabando sólo dos cantes: romeras y seguiriyas cabales. La romera, sobre todo, es una de las joyas del cante del pasado siglo, con la que ha creado escuela. Lo último lo grabó en 1973 para la RCA con Antonio Arenas a la guitarra, donde ya apenas si tenía fuerzas para hacer algo medianamente considerable. Su voz se había vuelto temblona y bajó bastante la calidad de su cante, aunque conservara el buen gusto, la sabiduría y, sobre todo, el sentido de la medida, algo que nunca se va si es innato, como es el caso del gran cantaor linense. Antonio el Chaqueta falleció en el año 1980 y hoy, treinta años después, su cante se reconoce y su vida interesa. Con el paso de los años, su destartalada voz se ha hecho familiar y universal. Costaría trabajo encontrar un cantaor de nuestros días que no haga sus cantes, como ocurrió hace medio siglo con la Niña de los Peines o Manolo Caracol. Camarón dijo una vez, sincerándose, que El Chaqueta era para él uno de los tres o cuatro fenómenos que había conocido. Era cierto, porque en su estilo se adivinan maneras chquetianasy, desde luego, en su repertorio de tangos, cantiñas y bulerías.
Pansequito del Puerto -que en realidad era linense, como Antonio-, se ha declarado también seguidor del maestro en muchas ocasiones. Es uno de los que mejor conocen su cante. Y, desde luego, Chano Lobato. El gaditano no sólo lo adoró: se parecía a él más que ninguno de este tiempo. Habría que citar, por último, para no hacer interminable la lista, al madrileño Martín Revuelo y a su esposa, la cantaora trianera Juana la del Revuelo. Además de a Aurora Vargas, Mariana Cornejo y un largo etc. Los cantaores más jóvenes no conocen apenas la discografía de Antonio el Chaqueta, aunque hacen sus cosas aprendidas de sus discípulos, seguramente sin saberlo. Y es una pena.-Manuel Bohórquez-
Antonio El Chaqueta (1954) Cabales
Antonio El Chaqueta - Bolero por Bulerías
Antonio El Chaqueta -Alegrías de Cádiz
Antonio El Chaqueta -Cantiñas - Livianas - Bulerías
Antonio El Chaqueta -Tangos
El Chaqueta - El camino verdadero (Soleares)
Antonio El chaqueta -Seguiriyas
Antonio El Chaqueta -Cabales cantes matrices-
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