LA GUITARRA FLAMENCA Manuel Cano (III)
FLAMENCO
LA GUITARRA FLAMENCA
Manuel Cano (III)
En el conjunto de los discos grabados por Manuel Cano aparece, en 1964, la "Evocación de la guitarra de Ramón Montoya" realizado precisamente con la guitarra que, en 1924,le regalara a Ramón Montoya el duque de Almazán, construida por Santos Hernández. Esta grabación obtuvo el Premio Nacional del Disco Flamenco de la Cátedra de Flamencología y Estudios Folclóricos Andaluces de Jerez de la Frontera. Más tarde esta entidad nombró a Manuel Cano miembro de número.
En 1965 la ciudad de Córdoba le otorga el Premio "Sabicas" para guitarra flamenca de concierto, en su IV Concurso Nacional de Arte Flamenco.
La concesión de los dos premios anteriores suponen para Manuel Cano la consagración ante la afición. Siguen las conferencias, cursos, ciclos de estudios flamencológicos en Universidades y peñas flamencas, tanto en España como en el extranjero. Viaja en 1967 y 1968 dando conciertos por Puerto Rico, Alemania, Francia, Egipto y de nuevo un premio en Jerez, en esta ocasión el Premio Nacional de Flamenco de la Cátedra de Flamencología y Ateneo de Jerez. Asímismo son muchas las grabaciones que realiza en ese espacio de tiempo.
En compañía de otros guitarristas graba la "Antología de la guitarra española", "Recuerdos de la Alhambra", "Temas españoles y flamenco", "Tensión de sonoridades para dos guitarras, con Víctor Monje ("Serranito") y un LP acompañando a "Naranjito de Triana".
Vuelven las giras por el extranjero en 1969, esta vez por Francia y Alemania. Y llega su primer y soñado viaje a Rusia, donde actua como solista en la compañía de Antoñita Moreno, con recitales en Moscú, Kiev y Leningrado.
Al año siguiente recorre los principales teatros de España como guitarra solista y coordinador musical sobre García Lorca en el Ballet Español de Pilar López. Y actuando en esta gira ocurrió un hecho simpático que Manuel Cano comentó a uno de sus biógrafos (Emilio Jiménez Díaz) y que textualmente reproducimos: "Manuel, antes de que se levantase el telón, se sentaba en la silla con su guitarra, esperando la orden al maquinista para que lo alzase y empezar a tocar, sin presentación alguna, por supuesto. Una de estas veces se distrajo un pelín y, al levantarse el telón, uno de los flecos se enganchó en el clavijero y se llevó con él hacia arriba el preciado instrumento (más preciado aún en ese instante) ante la mirada atónita y hacia los cielos del telar del sonrojado concertista. El maquinista rápidamente y por fortuna se dió cuenta, bajó de nuevo el telón hasta la altura en que Manuel podia desembarazar a la guitarra y, más tarde, actuó como si nada hubiese pasado ante los aplausos animosos de Pilar". Puede decirse que ese fue otro momento en que la guitarra de Manuel Cano volvió a brillar a gran altura.
En 1965 la ciudad de Córdoba le otorga el Premio "Sabicas" para guitarra flamenca de concierto, en su IV Concurso Nacional de Arte Flamenco.
La concesión de los dos premios anteriores suponen para Manuel Cano la consagración ante la afición. Siguen las conferencias, cursos, ciclos de estudios flamencológicos en Universidades y peñas flamencas, tanto en España como en el extranjero. Viaja en 1967 y 1968 dando conciertos por Puerto Rico, Alemania, Francia, Egipto y de nuevo un premio en Jerez, en esta ocasión el Premio Nacional de Flamenco de la Cátedra de Flamencología y Ateneo de Jerez. Asímismo son muchas las grabaciones que realiza en ese espacio de tiempo.
En compañía de otros guitarristas graba la "Antología de la guitarra española", "Recuerdos de la Alhambra", "Temas españoles y flamenco", "Tensión de sonoridades para dos guitarras, con Víctor Monje ("Serranito") y un LP acompañando a "Naranjito de Triana".
Vuelven las giras por el extranjero en 1969, esta vez por Francia y Alemania. Y llega su primer y soñado viaje a Rusia, donde actua como solista en la compañía de Antoñita Moreno, con recitales en Moscú, Kiev y Leningrado.
Al año siguiente recorre los principales teatros de España como guitarra solista y coordinador musical sobre García Lorca en el Ballet Español de Pilar López. Y actuando en esta gira ocurrió un hecho simpático que Manuel Cano comentó a uno de sus biógrafos (Emilio Jiménez Díaz) y que textualmente reproducimos: "Manuel, antes de que se levantase el telón, se sentaba en la silla con su guitarra, esperando la orden al maquinista para que lo alzase y empezar a tocar, sin presentación alguna, por supuesto. Una de estas veces se distrajo un pelín y, al levantarse el telón, uno de los flecos se enganchó en el clavijero y se llevó con él hacia arriba el preciado instrumento (más preciado aún en ese instante) ante la mirada atónita y hacia los cielos del telar del sonrojado concertista. El maquinista rápidamente y por fortuna se dió cuenta, bajó de nuevo el telón hasta la altura en que Manuel podia desembarazar a la guitarra y, más tarde, actuó como si nada hubiese pasado ante los aplausos animosos de Pilar". Puede decirse que ese fue otro momento en que la guitarra de Manuel Cano volvió a brillar a gran altura.
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